Esto lo vemos en el caso de la caña de azúcar, porque la enajenación de los ingenios azucareros les pega directo. Pero a los productores de maíz tampoco les va mejor, ellos enfrentan problemas de baja de precios en el mercado, inconsistencias del temporal, por supuesto el intermediarismo que nadie quiere controlar y acapara beneficios.
Pero tampoco los arroceros viven tiempos de bonanza, a pesar de que, no es por presumir, pero el grano de Morelos es uno de los mejores en el mundo, reconocido por propios y extraños. Sin embargo, la corrupción de las autoridades, que permiten la introducción de un pésimo producto chino, los ha golpeado mucho.
Pero independientemente de lo anterior, hoy libran una dura lucha contra grupos caciquiles que se adueñaron del control de los órganos rectores y que presumiblemente lo han aprovechado para sacar ventajas económicas y existe un enfrentamiento entre grupos.
Ayer, encabezados por su apoderado legal José Vargas Valero, decenas de productores del grano buscaron a funcionarios estatales para pedir que hagan cumplir el estado de derecho y recordaron que desde hace 21 años, Francisco Alanís Gómez está al frente de la asociación que administra los molinos San José de Jojutla, Buena Vista de Cuautla, Flores Zamora, así como bodegas y demás instalaciones.
A decir de los quejosos, en todo ese tiempo no ha entregado un corte de caja a los asociados, ello los llevó a la realización de una asamblea, de la que dio fe el notario Juan José Hernández, y cuya conclusión fue la elección de un nuevo comité que en ley debería estar ya sustituyendo a los otros, pero éstos se han negado a ceder las oficinas.
Bueno, al respecto se desarrolló un litigio, en el que el Juzgado Civil del Sexto Distrito Judicial ordenó a Alanís dejar esa representación. Sólo que el señor se ha atrincherado, rechaza acatar la resolución, por eso vinieron a pedir apoyo al gobierno del estado, pero por lo visto no encontraron a nadie que les atendiera, se fueron incluso algo molestos.
Hubo épocas de bonanza, el mismo Vargas Valero recordó que durante el sexenio de Lauro Ortega Martínez, el apoyo oficial era tal, que daba para mucho. “Se le entregó a cada ejido productor una camioneta nueva y al entonces mandatario un caballo fino porque era una acción de correspondencia a la ayuda, sin embargo de 21 años a la fecha no recibimos cuenta alguna”.
Pero volviendo al principio, en efecto, el nivel de producción de arroz en la entidad decae, porque llega al estado, hace ya años, un grano procedente de China, que por su pésima calidad, se vende en el mercado muy barato y los consumidores que no conocen mucho de ello, se van con la finta.
Claro, hablamos de kilos y pareciera que es lo mismo, sólo que el producto chino diminuto no rinde y el morelense se multiplica a la hora de la preparación y ahí se cumple aquello de que “lo barato cuesta caro”, el caso es que tampoco tienen mucho mercado, por esos efectos colaterales.
Las plantas procesadoras del rubro son una propiedad social, pero eso es en el papel, en donde se menciona que el comité directivo permanecerá en funciones tres años. Pero el tal Alanís se ha reelecto siete veces y busca seguir ahí, por algo será.
Desde luego que los arroceros se manejan con independencia institucional, por eso aplican sus propias reglas internas, sólo que, como en casi todo, surgen grupos caciquiles que capitalizan las ventajas de representar a miles de campesinos.
Sin embargo, debido a que el asunto ya debió pasar por tribunales en lo referente al órgano de control, pues aquí ya deben intervenir las autoridades para hacer valer el estado de derecho. La cosa es, ¿habrá voluntad gubernamental?, porque ese es otro rollo, muchas de las veces el que un dirigentillo se perpetúe en la posición se debe a “padrinazgos” de algunos políticos que también se ven beneficiados de tales prácticas de corrupción.
Simplemente no se vale, si algo necesitamos en Morelos, es hacerle justicia a nuestros productores del campo que tienen récord en algunos productos, tanto en calidad como en rendimiento, como decíamos el arroz nuestro es de mucha calidad. La caña de azúcar ocupa igualmente el primer lugar nacional en producción de sacarosa por hectárea y no sólo es debido a la calidad de la tierra o el buen clima, cuenta mucho el esfuerzo del productor, ahí está la diferencia.
Poe eso hoy día, la entidad parece andar extraviada en lo que se refiere a su vocación, alguna vez era autosuficiente en producción de alimentos, ahora la mayoría de los cultivos son de autoconsumo, por lo tanto, no es la agricultura. Se afirma que es el turismo y la prestación de servicios, pero los ingresos en la materia son mínimos, tampoco la industria de la transformación despega, sus mejores tiempos fueron hace tres o cuatro décadas, con el surgimiento de la Ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca (Civac) y en lo sucesivo no pasa nada trascendente.
Pero no sabemos cuidar lo que tenemos, hay que ver lo que queda de tanta naturaleza que a su vez le dio a Morelos un recurso acuático envidiable, de todo aquello sólo los recuerdos quedan en los mayores, en este momento todo es contaminación y depredación sin freno. La gallina de los huevos de oro se muere, pero tampoco se ve interés legítimo por aplicar políticas de corrección, sólo vanos discursos llenos de demagogia para disfrazar la cruda realidad que empuja a esta sociedad a graves dificultades de sobrevivencia alimentaria y pobreza en todos los sentidos, porque dejamos de producir lo que necesitamos, dependemos de otros.