Fuera de esos discursos alegres y muy recurrentes de parte de “servidores públicos” o “representantes populares” que buscan a toda costa presentar un mundo color de rosa, como si a todos les fuera igual que a ellos, existe una realidad, aquella que muestra la ausencia de garantías individuales, la cruda verdad de que el pueblo se encuentra abandonado, desprotegido, engañado y hasta reprimido por esas fuerzas que dicen, son para poner orden.
Y decimos lo anterior, porque esa famosa comparecencia del señor fiscal, Javier Pérez Durón ante el Congreso local respecto al tema de las fosas, a nadie dejó contento, la confusión y verdades a medias se profundizaron y en medio de preguntas complacientes, que parecían balones a modo para meter goles, afloró un delicado dato, que sí hay muchos cadáveres que no cuentan con carpeta de identificación y que por lo tanto, deben obligar a las “instancias competentes” a proceder conforme a derecho, porque así fuera uno sólo, tendría que actuarse.
Pero la pregunta obligada ¿en verdad se procederá al fin contra quienes cometieron esos delitos? o continuaremos echándole más leña al fuego, alimentando la desconfianza popular y el repudio de los gobernados hacia quienes dicen ser las autoridades, porque ya es mucha burla y omisión ante casos confirmados de violaciones a la Ley y a sus procedimientos en el caso que nos ocupa.
Pero ésta podría ser una de las razones por las que la animadversión colectiva crece frente al régimen de Estado, sin embargo, no es la única, hay tantos motivos para pensar que los tres niveles de gobierno y los tres poderes han llegado a una especia de alianza y amasiato con tal de salvaguardar sus intereses, permitiendo que cualquier aberración sea posible en ese estado de cosas.
Oficialmente se insiste en que dejamos los tiempos críticos de la inseguridad y la violencia, pero a cada paso somos enterados de tantas marrullerías y acciones de corrupción de aquellos encargados de darnos tranquilidad y paz. Sólo vea cómo son atrapados –y eso seguramente porque ya no hubo otra salida- elementos del Mando Único robando el dinero de un cajero en el interior del Instituto de Investigaciones Eléctricas. Esa es la cara real de la mayoría de los rufianes que capitanea el Comisionado Estatal de Seguridad, el tijuanense Jesús Alberto Capella Ibarra.
Bueno, un compañero que también comienza a ejercer la carrera de abogado decía que presta asesoría a un muchacho que venía trabajando una unidad con permiso provisional de taxi en Jiutepec, auto que fue robado por agentes del M.U. y que se lo dieron en uso con una cuota semanal de mil pesos. Cuando sintieron que las cosas se ponían difíciles, lo atraparon y lo acusaron de ser él quien robó el automotor.
La cosa es que durante ocho horas lo trajeron paseando, advirtiéndole que si abría la boca, no viviría para contarlo. Ya fue vinculado a proceso, porque no quiso decir la verdad, prefirió aguantar vara que poner en riesgo a su familia, y esos son los que según el capo policiaco mayor, nos garantizan seguridad a los morelenses.
Pero ateniéndonos a la posición gubernamental, a diferencia de la mayoría de las entidades de la república, Morelos muestra índices de crecimiento razonables, hay permanente apertura de plazas de empleo y el desarrollo no se detiene.
Seguramente que usted preguntaría ¿a qué país o estado de refieren? porque aquí desde cinco o seis años a la fecha, vamos en regresión; son más los negocios y las empresas que han tenido que cerrar la cortina por falta de rentabilidad, otras más ajustaron a la baja el personal y una cantidad significativa es víctima de las extorsiones de la delincuencia organizada ¿y dónde están las autoridades que nos garantizan seguridad?
Ahora bien, si como dicen ellos mismos, el modelo del M. U. es el ejemplo a seguir y el instrumento más eficiente para enfrentar a los malosos, pues entonces estamos perdidos, no tenemos esperanza de nada y seguiremos hundiéndonos hasta el cuello.
Como dijera el dicho, “a otro perro con ese hueso”, el Estado mexicano tiene la fuerza suficiente para aplastar –y con las manos en la cintura- a cualquier grupo de delincuencia organizada por más fuerte que sea si en verdad hay voluntad, honestidad y decisión o más bien dicho, si no hubiera complicidades. Eso es lo que lo impide.
La Marina y el Ejército, sin siquiera requerir de los otros grupos policiacos, tienen la formación y la capacidad sobrada para someter a los enemigos del pueblo, la cosa es que quienes tienen las facultades para proceder no lo hacen.
El caso es que Morelos enfrenta una realidad terriblemente delicada, sobre todo la parte sur del estado, desde Xochitepec hasta Amacuzac, pasando por los municipios de Tlaltizapán y Tlaquiltenango, donde la maña está haciendo lo que le viene en gana sin ninguna intervención del estado.
Y ¿dónde quedó el Poder Legislativo como equilibrio y contención de perversidades de los otros poderes? pues parece que igualmente sumergido en componendas y acuerdos inconfesables que a la mayoría de sus 30 integrantes les está dejando jugosas retribuciones económicas.
Por eso habrá que esperar de qué manera reacciona el pueblo, que se siente traicionado y defraudado por aquellos que, como ocurre en cada elección, le prometieron corregir por fin el camino y en la práctica mostraron mayores debilidades que sus antecesores. Ahora bien, de que habrá cobro de facturas, no nos cabe duda, sólo hay que esperar a ver quiénes serán más castigados.