Ello lleva a pensar –¿o a mal pensar?- a los ciudadanos que esto sólo es posible debido a que la complicidad entre funcionarios, mandos medios y superiores de las policías, siguen, sobre todo con los poderosos grupos de delincuencia organizada.
Y sobre el tema, un vecino de Tlaltizapán hacía una reflexión a La Unión de Morelos respecto a lo que en ese territorio se sigue dando y a nadie pareciera interesarle. Pero con mucha razón decía que ¿cómo es posible que los mañosos se sigan paseando por la cabecera municipal y los pueblos cuando un paisano nuestro es hoy secretario de Gobierno en la administración estatal?.
Se refería a Matías Quiroz Medina, de quien agregaba: “el señor fue primero presidente municipal, luego diputado local, regresó como edil y de ahí le brincó al cargo que ocupa en este momento en el gabinete del gobernador Graco Ramírez Garrido.
¿Es posible que tras haber vivido tantos años en Tlaltizapán, gobernado la localidad y ahora como secretario no sepa quiénes son los malosos? “Nosotros no nos tragamos ese cuento, desde luego que lo sabe, porque además era su obligación y si no hace nada ahora que es la segunda cabeza en la administración estatal, pues entonces por algo debe ser".
Luego incluso se puso a dar una serie de nombres de personajes que son los que dominan en materia de delincuencia la región y que se pasean como si nada, “eso sólo se puede hacer cuando hay la seguridad de que se está protegido”.
Mencionó algo que mucha gente olvida, que Quiroz Medina no es de Tlaltizapán ni de Morelos, que el señor llegó ahí por cuestiones matrimoniales, procedente de Milpa Alta, en el Distrito Federal, claro, hace ya muchos años, pero como quiera que sea, se le considera lugareño, tanto que le han dado la posibilidad de “gobernarlos” y representarlo ante el Congreso local.
Lo que sostiene parece suficientemente lógico: si un ciudadano como cualquier otro sabe quiénes son los cabecillas que azotan aquella parte de Morelos, ¿cómo es posible que alguien que fuera legislador por ese distrito, edil dos veces y en este momento funcionario de primera línea y además en una dependencia que tiene que ver con este terrible asunto de la seguridad estatal y la delincuencia, no sepa nada?
Cierto, sobre todo el aspecto de la delincuencia organizada no es parte de su competencia directa como secretario. Son facultades de la Federación, pero ¿acaso él mismo no insiste constantemente en la colaboración y coordinación entre poderes? lo menos que tendría que hacer es llevar la información a las instancias correspondientes, ¿por qué no lo hace?
Pero a donde usted quiera ir, las cosas suelen ser iguales: los lugareños saben claramente quiénes son los que andan en asuntos ilegales, sin ser investigadores ni mucho menos, ¿cómo es que las policías locales, estatales y federales no saben nada? también se antoja increíble ¿no le parece?
Ahora que se desató esta polémica con el edil de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, desde el gobierno estatal se dieron nombres y presuntos responsables del asesinato de la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota Ocampo, y de supuestos personajes en ese mundo delincuencial detrás del alcalde. ¿Ahora sí van a ir por ellos o es acaso un argumento para salir del problema coyuntural y tratar de desprestigiar al famoso ex futbolista?
Por donde quiera que se le busque, cualquier ciudadano, como decíamos, no encuentra razones para creer que es cierto aquello que dice el comisionado de seguridad, Jesús Alberto Capella, en el sentido de que “se anda partiendo la progenitora” con tal de darnos seguridad. Se escucha interesante, pero ¿cuál es la realidad?
Como usted puede ver, no es perversidad social el pensar que seguimos viviendo en medio de una red de complicidades entre funcionarios, policías y ladrones. Hay señales de sobra para pensar y creer que así es, de otra manera el ambiente sería muy distinto.
Y como dijera aquella frase, “si grazna como pato, camina como pato y sabe a pato, es pato”, de tal manera que si los delincuentes se pasean por todos lados a la luz del día, cometen toda clase de delitos cuando y donde mejor les parece sin ser molestados, es porque están siendo protegidos por las instituciones que deben velar por nuestra seguridad.
Pero en particular, nos pareció bastante interesante la reflexión del vecino de Tlaltizapán, porque es un ejemplo muy real. Matías Quiroz, mucho más que él, tiene la información precisa y con nombre y apellido, no sólo de lo que pasa en materia de delito organizado en su municipio, también en la mayor parte de las, 33 alcaldías, ¿por qué no se actúa?, esa pregunta la responde usted y su respuesta seguramente será la más acertada.
El informante recordó por ejemplo que “tal vez muchos recuerden cuando asesinaron a dos muchachos de una preparatoria de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos en Tlaltizapán, pues ahí todo el mundo sabe quiénes fueron y por supuesto que Quiroz Medina también, ¿por qué nunca se procedió en su contra?
Desde luego que el asunto no es sencillo, el fenómeno no es privativo de Morelos, en la mayor parte del territorio nacional priva el mismo ambiente, pero el testimonio descrito muestra claramente que sí hay conocimiento de lo que está aconteciendo, de quienes son los que encabezan los grupos delincuenciales en cada municipio y donde operan, la cosa es que no se va por ellos, eso lo ve la ciudadanía y prefiere guardar silencio, porque lo menos que presiente, es que hay complicidades en todos los sentidos y si denuncia, pone en riesgo su vida, ya han pasado casos y desgracias por esos motivos.