Aquí, tras un largo escándalo respecto a sumas importantes desviadas presuntamente a partir de un presta nombres, se le siguió un juicio. Sin embargo, al paso del tiempo y al no encontrarse las evidencias correspondientes, fue exonerado, pero el 30 de junio del año pasado, una corte de Estados Unidos le levantó una denuncia por lavado de dinero y ha sido ésta la que finalmente prosperó.
Es verdaderamente inaceptable que ante tantas evidencias de corrupción en todos los niveles de la actividad gubernamental, las instancias competentes continúen tan pasivas, propiciando impunidad y corrupción y tengan que ser acciones externas las que obliguen a la aplicación de la ley.
Morelos en este momento vive una situación suficientemente complicada como para que se comenzara a documentar y por ende a iniciar las investigaciones correspondientes, a fin de sustentar elementos de prueba contra personajes, que al formar parte del poder estatal, vienen capitalizando esas influencias para hacer todo tipo de negocios.
Lo de Moreira es muy significativo, aunque la acción viniera de fuera y luego de cinco años de haber dejado el cargo. Sin embargo lo mejor es que a partir de ahora, se comience a aplicar la ley indistintamente en contra de todos aquellos que sin escrúpulo alguno utilicen la administración pública para enriquecerse.
No se requeriría gran esfuerzo de las instancias competentes en materia de investigación, para encontrar tela de sobra de donde cortar, sobre todo si funcionaria el tan cacareado "sistema nacional anticorrupción", que tiene su homólogo en Morelos pero que hasta la fecha poco ha servido.
Lo menos que los morelenses debemos exigir es que la administración pública comience a explicar muchas cosas, las que son ya materia de comentarios cotidianos en todos los espacios en los que se reúnen dos o más personas y que se convirtieron en verdades públicas que difícilmente se desvanecerán y que, por el contrario, siguen en ascenso.
Bueno, desde el interior de gobierno federal, el caso Moreira representó un duro golpe a su escasa credibilidad, porque el detenido no es cualquier persona, sino una figura pública de primer nivel que fue presidente del partido que gobierna y que a fin de protegerlo y asegurarle impunidad, sólo les faltó comprar un espacio en el Congreso de la Unión por la vía plurinominal, para que no corriera los riesgos que finalmente lo tienen en la cárcel.
En concreto, el personaje necesitaba fuero para poder evadir la acción de la justicia y se confío demasiado.
En muchas administraciones pública de todos los niveles las cosas andan muy mal, porque por todos lados se ven orificios, no se diga en lo que tiene que ver con la prevención del delito, la inversión pública o el tema que usted quiera tratar.
Por otro lado, la semana anterior quien fungía como vocero oficial en materia de justicia y seguridad Salvador Guerrero Chiprés debió dejar su responsabilidad, porque en una conferencia de prensa contradijo las estadísticas de su jefe, en lo que se refiere a datos respecto a la formación y capacitación policiaca en el Mando Único.
Para acabar pronto, en ese como en otros rubros, ni entre ellos se ponen de acuerdo, así de compleja anda la situación y ello obedece a que la absoluta mayoría de los datos que se nos ofrecen en nivel de delincuencia, obra pública, desarrollo, no corresponden a la realidad que los ciudadanos enfrentamos y vemos.
Oficialmente la información –y eso a nivel de vox populi- se aproxima más bien a niveles de fantasía y como suele ser muy común en esto de quienes nos gobiernan, los ciudadanos vivimos un mundo muy diferente al que los políticos nos pintan.
Para ellos casi todo es color de rosa, el desempleo, la inseguridad, la violencia son sólo visiones de aquellos que utilizan ese discurso para molestar a gobierno. Para nosotros, el momento que enfrentamos es de los más desafortunado de que se tenga memoria, sobrevivimos casi de milagro, en medio de la impunidad, la corrupción, el menosprecio y con toda clase de delincuentes de cuello blanco que, agregados a la delincuencia organizada, conforman un cuadro realmente perverso.
Por lo pronto, Guerrero Chiprés, famoso en el gremio periodístico por su desconocimiento de la realidad morelense, ya es un damnificado más. Oficialmente se dice que no fue despedido, sino que "no cabía en la nómina", pero al buen entendedor, pocas palabras.