Mucho llamó la atención la queja reciente de personal del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM), por el inhumano trato que reciben de la directora, Carolina González Linares, pareja sentimental de Jordi Messeguer Gally, hijo del Secretario de Movilidad y Transportes, Jorge Messeguer Guillén y de la rectora de la Universidad Politécnica del Estado de Morelos (Upemor).
Lo anterior pareciera un enredo, pero no hay tal, en efecto, la familia completa, incluyendo a la nuera y lo que se pueda agregar, cobran del erario público y no cualquier cosa, porque los cargos merecen sumas importantes. Y se nos pasaba, el propio Messeguer hijo se encuentra ubicado en las estructuras de la Comisión Estatal de Seguridad, a cuya dependencia pertenece el ERUM.
Todavía recordamos a González Linares encabezando manifestaciones en defensa de los animales, movimiento que impulsó el entonces legislador local en aquella lucha por impedir el uso de los mismos en los circos, que a la postre derivó en normas aprobadas por el recinto legislativo. En ese tiempo se ponderaba la relación sentimental con Messeguer Gally.
La relación se formalizó y esa familiaridad política la llevó a ser colocada como directora en el ERUM, pero su paso por el organismo no ha sido muy propositivo: el maltrato al personal es motivo de denuncia pública, porque además, los despidos son cotidianos y por motivos poco claros.
Lo que algunos paramédicos revelan es que es ahora ella la que viene desocupando espacios a fin de colocar a los suyos, sólo que las sustituciones no se ajustan a las necesidades del personal requerido, porque es cualquier hijo de vecino el que ocupa los lugares, generando un empobrecimiento en el desempeño del ERUM.
Como decíamos, de pronto, un reducido núcleo de familias se apoderó de cargos de primera línea en la administración pública estatal, y esas responsabilidades dejaron de corresponder a profesionales con los perfiles adecuados para ofrecer un mejor rendimiento.
Es claro que el parentesco de quienes han utilizado el gobierno como agencia de colocaciones se ha venido extendiendo en casi todas las dependencias gubernamentales, pero en lo que se refiere a la familia Messeguer Gally, habría que calcular cual es el costo de la “prestación” de sus servicios al régimen estatal. Es decir, la madre, al frente de la UPEMOR, que es una institución educativa controlada desde el estado; el padre, secretario de Movilidad y Transporte (SMyT); el hijo, primero legislador local y hoy funcionario de la Comisión Estatal de Seguridad Pública y la directora del ERUM ¡qué bonita familia!
¿Es que acaso no hay más morelenses con capacidad para hacerse cargo de tales responsabilidades? Claro que los hay y con creces, pero aquí el propósito es colgarse del presupuesto sin importar la opinión pública, a la que se trata con total desprecio.
Pero la descripción de la citada familia la podemos reproducir 10 o 15 veces con otros casos similares, con el agravante de que también, un número importante de secretarías de despacho están en manos de “invitados especiales”, procedentes de la Ciudad de México, que a su vez, se han rodeado de incondicionales con el mismo origen, individuos sin ningún compromiso con los morelenses y que únicamente vienen a vivir de nuestros impuestos, desplazando a los morelenses en momentos en que las oportunidades de empleo muestran signos desafortunados.
Y no se trata sólo de los ingresos bondadosos que ostentan, de acuerdo a la nómina de gobierno. En el caso de la SMyT, el negocio está por fuera: la venta de concesiones de taxis sigue siendo una constante, de ello hemos dado pruebas y elementos en este mismo espacio, pero a nadie le importa, porque las ambiciones pueden más que la cordura.
Recordará que electoralmente, personajes como Jorge Messeguer, que fungía como secretario de gobierno, fue repudiado en las elecciones del pasado siete de junio, cuando buscaba ser presidente municipal de Cuernavaca.
Al buen entendedor, pocas palabras. La ciudadanía le dijo en las urnas que no quería saber nada de él. Pues el hombre sigue colgado del presupuesto como si nada, ¡qué vergüenza!
Usar el poder público para beneficio familiar ha sido un aspecto creciente, a pesar que existen normas que lo prohíben; sin embargo, siempre habrá manera de evadirlas a fin de evitar el nepotismo con consanguinidad directa y eso es lo que ocurre frecuentemente.
El tráfico de influencias posibilita la colocación de parientes en diversos espacios de la actividad oficial. Los secretarios de despacho suelen intercambiar favores en la colocación mutua de familiares para no caer en delito, eso es también frecuente entre presidentes municipales.
NIÑOS DE LA CALLE, ¿ASUNTO DEL DIF?
En otro orden de ideas, la presencia de niños de la calle viene en aumento, los cruceros viales y en algunos semáforos se puede observar a los infantes desarrollar tareas de diversa naturaleza a fin de hacerse de algunas monedas para su subsistencia y no siempre con el acompañamiento de alguno de sus padres o familiar.
No debe ser fácil acabar con el fenómeno de explotación a los menores, porque se requieren recursos económicos para poder asistirlos. Sin embargo, el sistema estatal para Desarrollo Integral de la Familia (DIF) tendría que intervenir a fin de intentar rescatarlos, porque el ambiente en que viven no es el más apropiado.
La mayoría de ellos “trabajan” con adultos y en buena medida, hay jóvenes que suelen dedicarse a actividades ilícitas y les van enseñando ese camino a los menores, de ahí el que sea imperante hacer algo, para llevarlos por el camino del bien. La titular del DIF, Elena Cepeda deberá considerar el tema, no es cosa menor y pudiéramos decir que de no generarse una acción de rescate, muchos de los niños van hacia un futuro incierto.
JUICIO POLÍTICO
Y finalmente le recordamos que con fecha 26 de los corrientes, el Congreso local deberá dar a conocer si se da procedencia al juicio político que interpuso en ese recinto, la Coordinadora Morelense de Movimiento Ciudadanos (CMMC). A nivel de declaraciones, algunos diputados han adelantado que va, pero seguramente que a la hora de la verdad, les temblarán las teleras.