Los anteriores son sólo algunos de los sucesos que mantienen al gobierno del estado en una posición de defensa y lleva a funcionarios públicos a negar aspectos que parecieran innegables, como en el caso de la Universidad, de cuya queja, el Secretario de Gobierno, Matías Quiroz Medina, sostuvo que “se les ha entregado todo en tiempo y forma”, ¿a quién le cree más, al funcionario o a Vera Jiménez?
Desde hace un rato, como que la operatividad política del régimen en turno dejó de funcionar, los conflictos surgen y van ascendiendo de nivel sin que alguien, desde el interior de palacio, sea capaz de resolverlos o por lo menos, de buscar un acuerdo temporal.
Al señor secretario Quiroz Medina se le empieza a caer -y muy aceleradamente- la credibilidad que mostraba por su suave personalidad hasta hace meses, ya que con plena conciencia o sin ella, se está prestando a todo con el fin de intentar salvaguardar los intereses de la administración en turno.
Claro, tampoco es nada sencillo, es quien tiene que salir a dar la cara ante la ausencia de otras voces, porque el Comisionado de Seguridad, Jesús Alberto Capella Ibarra, ya se da el lujo de dejar plantados a los medios y con actitudes groseras y de soberbia, simplemente no le da la gana contestar asuntos y temas de su “competencia”.
De la manera que sea, todo lo anterior y muchos otros sucesos que muestran una descomposición gradual en los niveles de gobernabilidad y de atención a los problemas o necesidades de los morelenses, contradicen incluso los argumentos de algunos legisladores locales que se han convertido en “focas” y la réplica de lo que el Poder Ejecutivo quiere.
El crimen de Mota Ocampo sigue siendo motivo de un enfrentamiento al interior del partido en el estado. Los voceros del Partido de la Revolución Democrática (PRD) ahora exigen la expulsión del senador Fidel Demédicis, por duros señalamientos que viene haciendo. Ayer se filtró el dato de que en la caseta de cobro de Tlalpan habían detenido al presidente municipal de Tlaquiltenango, Enrique Alonso, sólo porque se niega a aceptar el Mando Único. Luego se afirmaba que era falso, que el señor andaba trabajando en su localidad.
En el SNTE el descontento es creciente, no aceptan la posición oficial en torno al pago de prestaciones pendientes, como en el caso de más de tres mil jubilados a los que no se les entrega aún el bono decembrino, algo parecido al aguinaldo y hasta se les quiere anular.
Caso especial merecen los hechos agresivos de ayer, de un grupo de inconformes, que encabezados por Gabriel Rivas Ríos, lanzaron decenas de huevos contra los elementos de seguridad y todo aquel que se atravesara en la entrada principal de palacio, en pleno centro de la capital.
¿El motivo? pues igual que muchos más: se quejan de hostigamiento, persecución, calumnia y todo lo que se pueda agregar en contra de algunos de sus activistas, sólo porque mantiene la exigencia del esclarecimiento del asesinato de Gustavo Salgado Delgado.
Pero el asunto que se nos antoja más grosero es el que tiene que ver con la retención de recursos de la universidad del estado. Simplemente no hay argumentos para justificar algo así; eso de pegarle a la máxima casa de estudios, al espacio de formación y preparación de nuestros hijos, parece no tener nombre.
Y en la mayoría de los sucesos que se describen y que presentan niveles preocupantes de crisis, hay un denominador común, se trata de dinero, en cuyos montos, a lo menos que se ha llegado, es a su “jineteo”, porque igual, por la vía de la presión acaban escupiendo la sopa. Sin embargo, en esos meses de retraso, ya se llevaron una buena lana de intereses.
Ya lo decíamos: acorde con la serie de puntos reclamados por los universitarios, sólo aquí hablamos de cientos de millones de pesos y pudiera esto convertirse en un obstáculo difícil de superar para el régimen en turno, ya que se está llamando a la comunidad estudiantil y a la población en general -finalmente la universidad somos todos- a salir a las calles y obligar a los omisos a cumplir con esas entregas.
Hasta donde nos quedamos ayer, el rector Alejandro Vera Jiménez y el poeta Javier Sicilia habrían salido a la Ciudad de México a fin de hacer del conocimiento a las fuentes del gobierno federal lo que está pasando en la localidad.
Suponemos que entre otros, visitaron al Secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP) Luis Videgaray Caso, ante quien, el propio rector gestionó 100 millones que le están escamoteando, aunque hay una cadena más de recursos federales en obras que no han iniciado y que ya deberían estar bastante avanzadas.
Pero, ¿dónde está el equilibrio de poderes? porque han tenido que ser personalidades, más en lo individual que en lo colectivo, los que tienen que ocupar esos espacios de contrapeso ante la omisión de quienes tienen la alta responsabilidad de hacerlo, en este caso, el Congreso del estado.
Por cierto, sobre el tema de la UAEM, Quiroz Medina decía que se reunió con el rector y que éste abandonó el encuentro intempestivamente. Cualquiera haría lo mismo cuando no se encuentra eco ni seriedad de la contraparte y la interlocución se transforma en un diálogo de sordos. Por eso cabría preguntar ¿no hay acaso un clima de inconformidad creciente en la entidad? Sólo aquellos que se benefician del caos podrían negarlo, por eso están coparticipando de la condena pública.