El vocero de una de las partes dijo a  La Unión de Morelos que ya lo único que restaba para poder liberar el acceso al edificio, era firmar los acuerdos, que muy posiblemente quedaran listos este viernes para dar por concluido un plantón que se extendió por cerca de dos meses y medio.

La parte informativa no quiso precisar en que consistieron los acuerdos, señalando que eso se dará a conocer en conferencia de prensa, una vez que los hechos queden consumados, sin embargo, hasta mediados de la semana se mencionaba que en la mesa de negociaciones, el grupo que apoyó a Gisela Mota Ocampo exigía 10 espacios en la administración municipal, pero la contra parte rehusaba aceptarlo.

Carlos Caltenco, uno de los que conforman el grupo de negociación, únicamente dijo que “entre los acuerdos está el darle seguimiento al proyecto que venía proponiendo Mota Ocampo para los tres años de su gestión, esa era una de las demandas más sentidas en el movimiento”.

En su oportunidad lo dijimos, si bien, de acuerdo a la ley no parecía congruente que se buscara impedir la asunción del cargo a Irma Camacho en su calidad de suplente, también era cierto que a ella, sin mayor esfuerzo le había caído la presidencia municipal y lo menos que podía hacer era compartir un poco de poder con aquellos que le invirtieron tiempo, dinero y esfuerzo para ganar una elección que no estuvo nada fácil.

Más aún, todavía recordamos que lo ahora occisa no era la candidata de la administración estatal perredista ni mucho menos del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien llevaba la “bendición superior” era David Martínez, sin embargo, ella se integró a un frente de mujeres que lograron evitar las imposiciones, tanto en Temixco como en Emiliano Zapata, donde contendió Catalina Ríos, aunque a aquella sí la derrotaron.

Muchos de los que se integraron al movimiento de resistencia eran los cuadros con los que Gisela venía abriendo paso desde el trabajo de precampaña, hasta lograr la hazaña y, aunque la ley y los tribunales federales ya se habían manifestado a favor de la suplente, pues había que resolver la parte política y social, de ahí que advirtiéramos que no había otra salida más que una negociación, como finalmente se dio.

Además, de no haber sido así, la maestra difícilmente iba a poder gobernar, por la resistencia de importantes sectores ciudadanos que le venían poniendo obstáculos. En su oportunidad intentó empezar a desarrollar actos públicos, asistiendo a los honores a la bandera en planteles escolares, pero en uno de ellos debió salir por piernas ante la presencia de grupos ciudadanos que dijeron desconocerla como alcaldesa.

En adelante, así se entiende, habrá ya un acompañamiento entre los dos grupos y con ello, la administración podrá al fin empezar a trabajar, porque la mayoría de sus áreas no venía funcionando.

Por donde se le quiera ver, lo más sensato era llegar al acuerdo.

EN EL PEDIR ESTÁ EL DAR

En otro asunto, ayer, de nueva cuenta –ya lo habían hecho la semana pasada- un reducido número de manifestantes, encabezados por Gabriel Rivas Ríos se presentaron ante el ayuntamiento de Cuernavaca para demandar descuentos en el pago de sus impuestos, argumentando que se trata de personas de la tercera edad.

A diferencia de la vez pasada, cuando mostrando total falta de respeto a las instituciones y a la investidura de los funcionarios, lanzando huevos y jitomates a las instalaciones, esta vez tampoco fueron muy amigables, sin embargo, ya la postura fue otra.

Son realmente penosos esos sucesos. Por más razones que existan para reclamar alguna atención, simplemente no es admisible. En el pedir está el dar y el solo hecho de que el alcalde Cuauhtémoc Banco Bravo lleve menos de dos meses y medio al frente de la comuna merecería de más tolerancia de aquellos que se han caracterizado por su agresividad y ausencia de respeto.

Son los mismos que, cuando Rivas Ríos buscaba la candidatura a una diputación local en Cuernavaca por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que perdió, salían a las calles, entonces a gritarle al ex edil Jorge Morales Barud. Era una manera de hacer precampaña para el personaje en cuestión.

Cualquier motivo era suficiente para marchar por las calles, afectando el derecho de terceros e instalar sus mantas de repudio al régimen municipal, ya fuera en la misma comuna o frente al Congreso local. ¿Los temas? podía ser el agua, la basura o la negativa a pagar los impuestos que todos como ciudadanos debemos aportar.

En su momento también llegaron a acciones extremas durante el gobierno de Morales, tanto, que algunos de los principales cabecillas fueron detenidos por agentes policiacos, pero como siempre, lograron pactar su libertad. El caso es que siguen con el mismo comportamiento.

En su manera de proceder han incurrido en una serie de delitos que debieran merecer sendas sanciones, porque impedir el libre tránsito vehicular en la vía pública es una afectación a terceros y por lo tanto, una falta ante la cual corresponde un castigo.

Pero las diversas instancias gubernamentales han venido permitiendo todo tipo de excesos, cayendo también en  omisiones en el cumplimiento de sus deberes, a tal grado, que hoy día, se puede llegar a faltas mayores sin que se aplique la ley. Basta con que sea un grupo nutrido para que no pase nada.

Tampoco estamos a favor de la represión y las agresiones con las que se conduce un Mando Único, por ejemplo, pero hay límites y deben hacerse respetar, por eso existe un marco legal y en lo que se refiere a ese pequeño grupo de agitadores, se necesita ponerles un límite. De otra forma van a seguir haciendo de las suyas, pero el vandalismo no puede ni debe ser el camino para obtener beneficios a favor de unos cuantos.