Ya a esos niveles, experimentamos una alternancia lograda por el Partido Acción Nacional (PAN), que sólo aguantó dos sexenios, los de Vicente Fox y Felipe Calderón, porque en el 2012 el Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresó a los Pinos recuperando el mandato.
Los contendientes saben que ganar el control de las entidades federativas es llevar un paso adelante en la búsqueda de la presidencia, por eso andan dándose con todo, principalmente en estados emblemáticos o de mucho interés económico, como Veracruz; se están pegando hasta con la cubeta.
Es difícil saber hasta qué punto es real el señalamiento mutuo que se hacen los aspirantes a la gubernatura, porque en tiempos electorales se suele echar mano de cualquier cantidad de señalamientos, a veces a la ligera, con tal de ir menguando al adversario, pero lo cierto es que entre los Yunes se vienen surtiendo bonito.
Miguel Ángel va por la alianza PAN-PRD, Héctor por el tricolor y están llegando a la recta final en un empate técnico, seguidos de cerca por el aspirante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Si lo que se ha dicho en los diversos medios tiene algo de cierto, los niveles de corrupción en los que se han manejado son escandalosos, pero reiteramos, mucho es cierto, otras cosas no tanto.
Otro campo de batalla es Oaxaca, estado muy complicado y con serios problemas en los años más recientes, sobre todo por el activismo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Como que el gobierno federal necesita instalar ahí a un gobernador propio para poder buscar mayor control del magisterio disidente, sin embargo, tampoco las cosas son fáciles; los priistas aventajan, de acuerdo a las encuestas, con uno o dos puntos, que a la hora de la votación pueden desvanecerse.
De las 12 gubernaturas en juego, nueve estados vienen siendo gobernados por el tricolor; los otros tres, entre ellos Puebla y Oaxaca, por panistas y perredistas, pero los números pronostican que a lo más que aspira el PRI es a ganar ocho, Acción Nacional tres y los amarillos una, quizás sea Tlaxcala.
Pero hay un elemento interesante en el proceso, la tendencia de Morena a convertirse en la tercera fuerza nacional, desplazando al PRD. Hay estados en los que el partido del sol azteca, de acuerdo a las encuestas, descenderá ya en la justa del domingo, hasta cuarto o quinto lugar, y eso es signo de preocupación para la Federación.
Bueno, todos los estudios de mercado en materia electoral dan por hecho que en la siguiente contienda por la Ciudad de México, serán los morenos quienes ganen la capital del país, es decir, la jefatura de gobierno y la mayoría de las delegaciones, quitándole el control a sus exaliados.
Desde la administración de Jorge Carrillo Olea, a fin de no duplicar procesos electorales en un mismo año, se empataron las justas locales con la nacional y por eso Morelos renovará mandatario hasta el 2018, pero ya a estas alturas se empiezan a mover las aguas y a apreciar inquietudes en torno a aspirantes que vienen desarrollando actos de precampaña.
Pero este 5 de junio el tricolor enseñará otra vez las armas. Si logra vencer a sus añejos contendientes en la mayoría de los estados en disputa, se perfilará con muchas posibilidades de retener la presidencia de la república en la siguiente elección. Si no es así, el ambiente se le pondrá bastante complicado.
Y como decíamos, ya el PAN gobernó al país durante 12 años, y a quienes parece nunca se les concederá ese privilegio es a los perredistas, porque luego de haber estado muy cerca de lograr su sueño, primero con Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y luego con Andrés Manuel López Obrador en el 2006, parece que van en caída libre y es Morena quien amenaza con ganar terreno electoral.
¿OJOS DE LA ONU EN LAS FOSAS?
Y pareciera que a las autoridades estatales les cayó de sorpresa que sin decir “agua va”, observadores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hicieran presencia en los trabajos de exhumación de cadáveres en las fosas clandestinas de Tetelcingo.
Cuando funcionarios locales fueron interrogados al respecto, la expresión parecía mostrar desconocimiento y sorpresa, lo que significa que no sabían del asunto y que alguna instancia buscó la manera de solicitar el apoyo de la manera más sigilosa.
Graco Ramírez y sus corifeos han hecho hasta lo imposible por minimizar el impacto del tema en el exterior, y hasta a nivel país seguramente que les está costando una lana, sin embargo, ya las cosas se ven medio complicadas, porque a esos niveles de actores como la ONU, ya no se puede manipular tan fácilmente la información.
Y por más que se insista en que no pasa nada y la Fiscalía desarrolla, con las agrupaciones que colaboran, un trabajo legal y correcto, el sólo hecho de que ya entre los desenterrados se cuente con cerca de 12 cadáveres sin expedientes es algo grave.
Esto le da otro rango al asunto, porque lo que se está buscando es documentar el desafortunado suceso como crimen de lesa humanidad, algo bastante lastimoso para gobiernos que presumen de legalidad, justicia y seguridad, como en el caso del morelense.
Pero además, a partir de algo así, deberán venir recomendaciones y sugerencias a fin de que se castigue con rigor a los responsables de tales atrocidades. Por donde se le quiera ver, el régimen estatal pasa por momentos bastante delicados, los morelenses contamos con una administración absolutamente desacreditada, sin credibilidad ni respaldo ciudadano y eso a quienes les pega es a los gobernados, o sea a todos nosotros.
Con sustento o sin él, los morelenses atribuyen al gobierno de Graco –aunque la crítica es al gobernador, a Elena Cepeda y a Rodrigo Gayosso- altos grados de corrupción, como jamás se había visto, así como una clara inclinación por la represión y la persecución, precisamente por asuntos como el de las fosas.