Igual y aquellos que no conocen sus antecedentes pudieran irse con la finta, nosotros no, sabemos algo del pasado de quien se ha distinguido por hacer de la política el “modus vivendi”, y de ello dan fe algunas acciones que parece a muchos ya se les olvidó y que muestran el verdadero rostro del ixtleco.
Es algo que no deja pruebas, pero tenemos argumentos para sostener que en dos o tres de esas ocasiones en las que ha ocupado ya sea la presidencia municipal de su natal Puente de Ixtla o la diputación local, lo ha hecho por la vía de la negociación y se pudiera decir que hasta de la componenda.
Él siempre fue parte del grupo de Maricela Sánchez Cortés, al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y por lo menos en las elecciones del 2012 sorprendió que se alzara con el triunfo en su calidad de aspirante a la alcaldía, cuando el escenario para el tricolor era desafortunado.
Verdad o mentira, insistimos, de eso no hay pruebas documentales, todo se hace bajo la mesa. Algunas de las personas cercanas a Sánchez Cortés sostienen que Espín Navarrete llegó por acuerdo de ella con el entonces candidato a la gubernatura, Graco Ramírez Garrido. Como se recordará, en aquella justa esa corriente del PRI trabajó realmente en contra del candidato priista Amado Orihuela Trejo y a favor del tabasqueño, y como pago de facturas se les entregó el ayuntamiento en referencia.
Pero en la contienda del 2015 igualmente fue sorpresivo que un partido nuevo y sin estructura, como es Nueva Alianza, ganara la comuna de Puente con Espín. De nueva cuenta se insistió en que fue un pacto político del gobernador en turno y algunos sucesos posteriores parecen confirmarlo o por lo menos hacerlo creíble.
Cuando se aproximaba la decisión en el recinto legislativo, respecto a la procedencia o no del juicio político contra Graco, los perredistas mayoritearon a las otras fracciones y cuidaron de quedarse con las comisiones clave en lo que se refiere al juicio. Llamó mucho la atención que le entregaran a Espín Navarrete la de Gobernación y Puntos Constitucionales, que es fundamental en un proceso de esa naturaleza.
Incluso los amarillos presumieron de haber permitido que un “opositor” quedara al frente de la misma, sin embargo, los antecedentes antes descritos dan fe de que venía amarrado y negociado; como que ese tipo de jugadas ya nos las sabemos, eran muy comunes en el viejo sistema.
Pero a quienes ayer presumieron de pureza y vocación de servicio por el pueblo, se les pasó recordar aquel penoso suceso en el que se vio involucrado Julio al final del trienio 2012-2015, que fue objeto de un largo litigio en tribunales.
Quien fuera auditor de la ahora Entidad Superior de Fiscalización, Luis Manuel González Velázquez, encontró que entre su antecesor, Gerardo Casamata Gómez, por cierto instalado ahí por el PRD y Espín, habían desaparecido un expediente en donde se documentaba un desvío superior a los diez millones de pesos por parte del hoy legislador e integrante de la bancada amarilla.
González siempre insistió en que el arreglo debió ser por una buena cantidad de dinero. Casamata contó en todo momento con el apoyo del perredismo en el Congreso local y a pesar de eso la sufrió mucho, porque debió aguantar el señalamiento de que fue él quien desapareció las pruebas del robo al ayuntamiento de Puente de Ixtla, que dejaba limpio al exedil.
Bueno, cuando fue diputado local la primera ocasión, el señor se llevó vehículos del Congreso local para su uso personal, uno que traía él y otro para su familia. Desde el recinto legislativo se hicieron los señalamientos públicos y se le exigía la devolución de las unidades, pero el señor cínicamente se negaba a responder.
Al término del mandato de la primera vez que fue presidente municipal, una agrupación de ixtlecos amenazó con construirle en el zócalo de la cabecera municipal un monumento a la corrupción, por una serie de acciones de poca honorabilidad que se le atribuyeron.
Esos son sólo algunos de los antecedentes de la trayectoria, que en política, ha desarrollado quien ayer presumió de ser un luchador social, entregado a las causas de los más pobres y que prometió hacer lo propio en su nuevo partido.
El dirigente del Partido Nueva Alianza, Felipe Castro Valdovinos, opinó al respecto que el fraude de Espín, al traicionar la confianza que se le dio, fue a los electores, y que ese instituto político le desea lo mejor. Pero igualmente advirtió que todo debió darse con base en intereses personales de éste, cosa que, desde luego, negó ayer.
Desde que se supo de la adhesión de Julio a la bancada del PRD se hacía énfasis en que le habían ofrecido la coordinación parlamentaria o la presidencia en el recinto. Nosotros diríamos que mucho más que eso y por esas razones es que el gobierno está quebrado, el dinero del pueblo es usado para cualquier cosa, menos en bien de los morelenses.
Y debió ser bastante interesante la oferta como para que se arriesgara, porque aunque se insista en lo contrario, Julio Espín Navarrete llega a un partido político en descomposición, por el mal gobierno de Graco Ramírez Garrido. Pero no sólo en Morelos son objeto de rechazo popular, los resultados recientes en las elecciones por 12 gubernaturas mostraron que a nivel nacional es lo mismo, hay quienes, desde el primer plano nacional, advierten que en la justa del 2018 el PRD pudiera incluso perder el registro.
Y si en la elección del 2012 lograron algunas posiciones fue con base en la compra de votos. Cuernavaca fue el mejor ejemplo del derroche. Jorge Messeguer Guillén, como candidato a la comuna, distribuyó maletas de dinero para asegurar el triunfo y sólo alcanzó un ridículo cuarto lugar; pero en la que viene, el pronóstico es que pueden seguir en picada.