Se hizo una remembranza de los antecedentes históricos respecto al tema, recordando que ya algunas otras entidades en el país han hecho lo propio, y que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le ha dado reconocimiento, además de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Las partes fueron ahora más mesuradas, si bien lanzaron diversos mensajes a aquellos que no comparten la reforma evitaron las agresiones directas y acaso, entre líneas, el presidente de la mesa directiva del Congreso local, Francisco Moreno Merino, acusó a la bancada del Partido Acción Nacional (PAN) de ser uno de los obstáculos en el objetivo, finalmente consumado.
Él mismo refutó la posición de las Iglesias, recordando que el laicismo en México hizo posible la separación Iglesia-Estado, sobre todo en materia de educación y que en todo caso, las religiones son creencias que se respetan, pero practicadas en su justa dimensión.
Para los grupos beneficiarios de las modificaciones fue un día de fiesta. Patricia Bedolla, representante de una de las corrientes lésbico-gays, dijo que lo anterior ha representado un parteaguas y un paso histórico, aunque reconoció que si los tres niveles de gobierno y el Poder Legislativo piensan que ya la tarea está hecha, se equivocan, porque la lucha recién comienza.
Pero aunque ahí se hizo gala de victoria, en otras trincheras se mantiene la posición de defender hasta el límite la preservación del matrimonio heterosexual, como única forma de convivencia familiar. Nos referimos al sector eclesiástico, que respaldado por sectores sociales conservadores participaron en una marcha el fin de semana anterior.
Es pues la polarización, como en los viejos tiempos, la disputa de ideas, creencias y formas de organización social distintas entre sí. En efecto, el Congreso local -a propuesta del Ejecutivo- que sólo sigue instrucciones de las altas esferas gubernamentales, hizo prosperar la reforma, incluso con números dudosos, pues la contraparte siempre afirmó que la mayoría de los ayuntamientos se había manifestado por el no a los cambios.
Sin embargo, esto es a nivel de texto, porque, como dijo Bedolla, lo más seguro es que ya en la práctica se enfrenten resistencias, particularmente en ayuntamientos donde los cabildos se pronunciaron en contra, que fueron prácticamente más del 50 por ciento.
Para que esta ley pueda llevarse a la práctica al cien por ciento seguramente pasarán años, porque algunos conceptos de corte moral al interior de nuestra sociedad siguen muy arraigados y opondrán férrea resistencia al cambio contemplado en esta reforma.
Lo hemos dicho, este tipo de temas suelen incuso tener reflejo en los procesos electorales. Mucho se dijo que entre las causas por las cuales el Partido Revolucionario Institucional (PRI) habría perdido estados gobernados por él en las recientes elecciones de gubernaturas, era porque las Iglesias votaron en su contra, luego de que el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, impulsó esta reforma, por eso hay que esperar aún muchas reacciones en el mediano y largo plazo.
¿MANO NEGRA EN EL PRI?
En otro asunto, aunque todavía Rodolfo Becerril Straffon sigue al frente del CDE del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ya puede decirse que el proceso de renovación de la dirigencia ha comenzado y se observan los jaloneos.
Hay algunas corrientes que buscan adelantarse y dar una especie de “madruguete”, pero algunos priistas advierten que detrás de tales movimientos está la mano perversa del gobernador Graco Luis Ramírez Garrido. En este caso nos referimos a la propuesta a favor del diputado local Alberto Martínez, quien debiera ser el presidente de la mesa directiva en el segundo año legislativo que comienza en septiembre, pero que pareciera, canjeó esa importante posición por la supuesta dirigencia del tricolor, cosa que difícilmente se le va a dar.
Y es que se habla de algunos acuerdos entre Graco y figuras del priismo que se supone, mantenían diferencias imposibles de reconciliar, como en el caso del excandidato a gobernador en el 2012, Amado Orihuela Trejo. Pues que han limado asperezas y hoy caminan juntos, ¿cómo la ve?
Y en efecto, Alberto Martínez es una pieza del ajedrez de Amado, quien promovió su candidatura a la diputación local fue aquel y le debe su vida política. Y dentro de las estrategias para apoyar su ascenso al CDE se encuentra el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Que este instituto político promovería a parte de sus estructuras a fin de que fueran a votar por él, cosa creíble, porque no sería la primera ocasión que se diera, eso suele ser recurrente como estrategia para controlar partidos desde el gobierno.
Pero ¿cuales serían las ventajas para cada una de las partes en caso de que prosperara esa perversa idea?
Muy sencillo, Graco lo que quiere es tener a un PRI dócil y a su servicio, controlado en lo sucesivo, por lo menos en lo que resta del actual gobierno.
En lo que toca a Amado, lo que quiere es igualmente controlar a la dirigencia estatal, a fin de que le facilite las cosas en sus aspiraciones futuras, ya que viene trabajando desde hace rato a fin de quedarse por segunda ocasión con la candidatura tricolor al gobierno estatal en la elección del 2018; en Martínez tendría a un fiel escudero.
Sin embargo, las cosas tampoco están muy fáciles, es casi seguro que el priismo reaccionará, sobre todo cuando advierta que el tabasqueño está detrás. Si esa estrategia llegara a prosperar, simplemente estaríamos viendo el colapso de un instituto político que no puede regresar al ejercicio del poder estatal desde el año 2000 y que para la justa en puerta llegaría ya sometido y domesticado.
Y en torno a Amado Orihuela, pues ciertamente causa extrañeza que desde hace mucho, Ramírez Garrido dejó de perseguirlo, debió darse un acuerdo entre ambos, porque ya no se le molesta, cuando la instrucción era ir tras él a donde se encontrara. Y tampoco éste se ha vuelto a meter contra el gobierno estatal, cuando los primeros dos años andaban agarrados del chongo. Hoy parece que caminan juntos en bien de sus perversos intereses.