Es importante aclarar que el recorte se da a nivel de la administración federal, no afecta las participaciones a las entidades federativas, por el contrario, no obstante lo anterior, éstas se ven incrementadas en porcentajes no significativos, pero de cualquier manera, crecen en un 5 o 6% en comparación con el año anterior.
Es decir Morelos, por ejemplo, recibirá un poco más de aportaciones de la Federación en 2017 que este año, que igual y considerando la inflación, representan menos capital, pero como quiera que sea, por lo menos las reducciones no le impactan de manera directa.
Sin embargo, no sólo nuestra entidad, todos los estados de la república sufrirán un detrimento en inversiones y recursos que llegan a través de las delegaciones y ahí sí los golpes serán, en algunos casos, lamentables, porque en terrenos como el de la salud, ya se advierte de programas que quedarán casi paralizados por falta de dinero.
Bueno, el rubro de la investigación y la tecnología cae casi a la mitad de su presupuesto y eso viene provocando reacciones de investigadores que están solicitando al Congreso de la Unión hacer algunas consideraciones y reponerles algo más de recursos.
El mismo sector educativo, que todos sabemos, es el pilar para la formación de generaciones de mexicanos más preparados y por ende garantía de progreso, viene menguado, lo que nos indica que eso de la calidad educativa tiene sus dudas, más bien vamos en retroceso.
Qué decir del sector agropecuario, hay decenas de programas asistenciales que se cancelan hasta nuevo aviso, que pueden ser años, y eso no es buena noticia, porque si de algo somos deficitarios es de alimentos, perdemos autosuficiencia y autonomía alimentaria frente al mundo.
Desde el inicio del sexenio se impulsaron una serie de reformas de fondo, mismas que se aseguraba eran la herramienta indispensable para que México pudiera ser más competitivo en el concierto internacional, así se aplicaron cambios en el aspecto laboral, energético, educativo, por citar algunos ejemplos.
Los pronósticos que se hacían por ahí por el 2013, eran de que a estas alturas, el país estaría empezando a cosechar los beneficios de tales cambios estructurales y hacia el futuro habría mayor garantía de un crecimiento sostenido, pero gradualmente se viene perdiendo esa ilusión, tanto que en estos momentos se habla ya de un crecimiento anual bastante precario, algo así como del 2% del Producto Interno Bruto (PIB), que se pierde con el crecimiento poblacional y la inflación.
Reiteramos, los factores que han incidido en una regresión de las metas previstas en materia económica son externos, quizás el golpe más duro ha sido en lo que toca al descenso en el precio internacional del petróleo, que era la base del ingreso de la Federación, pero hay más elementos que se han estado agregando para terminar con un escenario por demás complicado en esa materia.
Claro, se nos olvidaba, en lo que toca a nuestro país, indudablemente que lo que le sigue pegando a la nación entera es el fenómeno de la delincuencia organizada. Un reciente análisis al respecto hablaba de que ese factor representaba para la economía mexicana, algo así como el 10% del PIB, así que entre el crudo y el delito nos están llevando a la quiebra.
Incluso había algunos compromisos contraídos por el gobierno federal con los mexicanos, a fin de que aceptaran reformas como la energética. Se señalaba que los precios del gas doméstico bajarían –parece que ahí sí hay algunos descensos- y que el costo de la gasolina también, sin embargo la política de encarecimiento no ha variado, ya la Premium anda en los 15 pesos por litro.
Y eso se afirmaba a partir de que con la reforma energética, el país abriría las puertas a capitales externos a fin de que le invirtieran en refinerías y plantas procesadoras de derivados del petróleo para no tener que seguir comprándole a los estados Unidos, en nuestro territorio los produciríamos, sin embargo no acabamos de ver el primer mega proyecto funcionando.
Lo que podemos entender es que el nivel de recaudación fiscal de la Federación sigue a la baja, la suma de impuestos y todo tipo de ingresos tributarios se vienen achicando, en lugar de crecer y entonces hay menos dinero para repartir.
Pero hay una queja que comienza a generalizarse, sobre todo por parte del sector empresarial, algunos de ellos señalan que el sacrificio no viene siendo parejo, que los políticos, sobre todo, siguen conservando sus privilegios, que hasta ahora no se ha hecho algún anuncio en el sentido de que se van a reducir salarios y prestaciones, como pareciera ser lo lógico.
Claro, son miles los empleados despedidos de las estructuras de la Federación, a fin de reducir el gasto corriente, pero con ello se deja sin ingresos formales a muchísimas familias, cuando lo mejor habría sido lo que exigen los hombres de negocios, que los gobernantes se ajusten el cinturón porque ellos no se sacrifican y seguimos viendo como se enriquecen con el dinero público, aún en estos tiempos de austeridad.
Bueno, apenas ayer algunos medios nacionales de información daban fe de pensiones y apoyos millonarios a ex presidentes de la república y sus familias, como si viviéramos en la bonanza, cuando ya dejaron de ser “servidores públicos”. Como que esas cosas no tienen justificación, porque además la mayoría de los que han pasado por la primera magistratura del país se van económicamente protegidos por algunas generaciones.
Entonces sí hay muchas cosas que como ciudadanos no podemos entender, menos aceptar, porque si hay que sacrificarse, tenemos que ser todos y quienes nos gobiernan deberían poner el ejemplo, de otra forma se cae en la injusticia.
La realidad, como lo decíamos, es que por muchos lados, los recortes al presupuesto nos pegarán más a los de abajo que a quienes tienen un nivel económico de mayor solvencia y los políticos siguen cargándonos todo el costo de las facturas a pagar, como que no es correcto.