La absoluta mayoría sigue teniendo serios problemas para poder cumplir con las obligaciones frente a su personal, no se diga para poder responderle a la población, que permanentemente reclama atención a través del desarrollo de obras y prestación de mejores servicios públicos.
Ya llevamos dos o tres trienios con muchos conflictos a ese nivel de administraciones, la insuficiente planeación, la falta de un presupuesto acorde a las necesidades del momento, pero también el derroche y abuso de muchos “servidores públicos” mantiene casi en estado de crisis a la mayoría de las alcaldías.
Mucho se ha hablado de la posibilidad, a partir del Congreso local, de aplicar un rescate que sería a partir de la integración de un fideicomiso, pero como que el tiempo se los viene comiendo y no existen aún las bases como para pensar que ello llegará pronto.
Por el contrario, ya desde el recinto legislativo se advirtió que de darse, será precisamente a partir del año venidero y eso significa que los presidentes municipales tendrán que hacer un enorme esfuerzo para evitarse dificultades de última hora en lo que toca a su gasto corriente de finales de este 2016.
Lo más prudente sería que ya hubieran comenzado a generar ahorros, aunque tampoco es posible cuando se arrastran tantas deudas y pasivos que cualquier cantidad resulta irrisoria. No obstante, algo se deberá hacer si no se desea entrar en conflictos mayores.
A nueve meses de haber iniciado sus administraciones, los ediles siguen arrastrando toda serie de compromisos con proveedores, prestadores de servicios, manejo publicitario y de imagen y lo que usted le quiera agregar, de tal forma que pocos desearían estar en sus zapatos.
Además, frente a un escenario que tampoco es nada prometedor, porque si bien es cierto que incluso, a nivel de participaciones, pudieran recibir un cinco por ciento más que este año, en lo que corresponde a muchos programas federales sí se verán recortados.
Durante el trienio anterior la mayor parte de las comunas justificaron su ejercicio mediante la aplicación de fondos federales en obras diversas. Con dinero propio no hicieron prácticamente nada, pero todo indica que el asunto vendrá bastante complicado en la materia y entonces, están obligados a ejercer el dinero con absoluta pulcritud.
Ya cerca del 50 por ciento de los presidentes han tenido que recurrir incluso al amparo a fin de evitar ser destituidos por incumplimiento en el pago de laudos que vencieron hace mucho, y como que sobreviven de milagro. El no cubrir los compromisos salariales con su base laboral en lo sucesivo sólo abrirá más puertas a la posibilidad de remoción en el cargo.
Pero a decir verdad, sí hay mucho de donde generar ahorros: casi en todas las alcaldías hay un exceso de trabajadores, y eso es lo que no se logra entender, ¡cómo es posible que los titulares del poder ejecutivo municipal se arriesgan a perder su posición manteniendo toda clase de excesos en las nóminas!
El gasto corriente es el que les provoca serios desajustes, por lo tanto, ya es tiempo de que se apliquen adelgazamientos reales e incluso se sacrifiquen privilegios de los integrantes de los cabildos y de los funcionarios de primera línea, porque no practican la austeridad.
Se sigue hablando de alcaldes con ingresos cercanos a los 150 mil pesos al mes, cuando se entiende que nadie debería estar en ello por encima del gobernador en turno, que en nómina gana 100 mil pesos. Bueno, con suma facilidad algunos regidores o síndicos superar ese monto que, dadas las condiciones de insuficiencia de dinero y de niveles de pobreza o marginación, resultan inmorales e inadmisibles.
Todavía recordamos ejercicios gubernamentales que hablaban de un gasto corriente equivalente al 40 por ciento del presupuesto anual, dejando el restante 60 por ciento, para inversión y apoyo a los ciudadanos. Hoy es todo lo contrario, existen casos en los que la nómina alcanza hasta el 70 por ciento.
En temas de administración pública hay algo muy claro, los gobiernos no están para generar empleo, sino para administrar y ofrecer a sus gobernados las condiciones necesarias para que sean ellos los que los propicien, pero como que es algo que se ha venido perdiendo en la lógica del ejercicio del poder.
Los momentos actuales y más los que están enfrente llaman a la reflexión sobre el tema. Se pueden hacer muchas cosas a fin de ir poniendo remedio al derroche que tanto enojo causa en la población; hay que reducir al máximo la burocracia, sólo se tiene que contratar el personal indispensable a fin de seguir ofreciéndole al pueblo los servicios que son obligación de los municipios, pero hasta ahí, no más.
Eso de agarrar el dinero público para pagar facturas y compromisos electorales debe ir quedando atrás, de otra forma, las complicaciones crecerán gradualmente hasta llegar a un punto sin salida. Por eso tanto inconformidad y falta de credibilidad popular hacia sus instituciones.
Los alcaldes tienen dos meses y medio para intentar por lo menos medio acomodar sus finanzas y establecer rutas de prevención, a fin de sortear el fin de año con su planta laboral. Desde ahora tienen que poner a trabajar horas extras a los responsables de las finanzas y de la tesorería.
Son ellos quienes les tienen que presentar ya cálculos precisos respecto a las sumas que se requerirán a fin de pagar quincenas y aguinaldo, el 15 de diciembre y el quince de enero del 2017, porque así lo prevé la ley en materia laboral.
Si no es así, pues incluso se verán metidos en problemas y conflictos de protesta, se multiplicarán las demandas laborales en los tribunales y el boquete financiero irá creciendo. Y deben tomar en cuenta que todavía no cumplen ni el primero de sus tres años al frente de sus comunas; lo más difícil está por venir y hay que ir abriendo brecha para que la salida sea más placentera.