Y mire que por motivos de inconformidad no ha quedado, porque cualquier maestro de preescolar, primaria o secundaria le puede dar testimonio del sinnúmero de problemas a los que se enfrentan cotidianamente, debido a la ausencia de controles, sobre todo administrativos y contables en el Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM).
No hay quincena en la que alguno de los sectores se quede sin su pago, porque simplemente no se hicieron los depósitos correspondientes. En la más reciente, a decir de muchos profesores, la excusa de esas autoridades fue que les venían practicando una auditoría y que esa era la razón del retraso.
Es decir, razones para que la absoluta mayoría de los maestros estén inconformes, las hay, pero a pesar de todo ello, los opositores a la secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Sección 19, Gabriela Bañón Estrada, no han logrado un real contrapeso y hasta se puede decir que se la viene llevando bastante tranquila.
Y es que algunas de las figuras principales que aparecen en la oposición ya no están en condiciones de encabezar grandes luchas, ya sea por la edad, o porque dejaron de ser activos y entonces sus argumentos pierden razón de ser.
Entre los activistas más constantes están Alejandro Trujillo González y Nicanor Pérez, pero ambos ya están jubilados, de tal forma que cuando llaman al resto de las bases magisteriales a rechazar algunos conceptos de la nueva ley, saben que están fuera de riesgo de cualquier reacción oficial, porque ellos ya no son objeto de aplicación de los mismos.
Considerando que el número de profesores del sistema educativo básico en Morelos supera los 20 mil y que la disidencia acaso logra mover a medio millar, se concluye que no obstante el cúmulo de afectaciones que la mayoría enfrenta por malas acciones del IEBEM, el SNTE mantiene el control casi absoluto del sindicato.
Con dicho poder de representación, la Sección 19 ha logrado que el poder estatal venga cumpliendo con responsabilidades de prestaciones no entregadas y acumuladas por años, como en el caso de jubilados y pensionados. Han tenido que armarse de valor y enfrentarse al régimen, lo que les genera mayor legitimidad ante los agremiados.
Es incluso extraño que teniendo una cercanía y colindancia con Guerrero, estado en plena efervescencia magisterial, Morelos en ese aspecto muestre un comportamiento totalmente diferente. Allá, en una protesta cualquiera la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) puede atraer el apoyo de miles de mentores, aquí suelen salir a la calle 300 o 400 y siendo algo bondadosos.
Reiteramos, argumentos para salir a las calles a demandar justicia en ese ámbito sobran, la infraestructura educativa es pésima, más del 50% de las escuelas son viejas construcciones de los años cuarentas o cincuentas, aulas sin el equipo necesario para que los alumnos puedan aprovechar al máximo sus capacidades y para que los maestros ofrezcan la mejor cátedra.
Muchos planteles adolecen de auditorio para actividades recurrentes como los tradicionales honores a la bandera, no hay canchas de práctica deportiva en forma y los espacios son de terracería, por falta de inversión del Estado y las instancias competentes.
Y tampoco crea que los maestros tienen ingresos decorosos, por el contrario, viven al día y se tienen que apoyar en los padres de familia para poder disponer de los instrumentos indispensables a fin de eficientar la enseñanza. En concreto, el estado padece rezago en la materia como cualquier otro en circunstancias de alta marginalidad, pero eso no ha fomentado mayores inconvenientes en cuestión de controles sindicales.
El SNTE, desde el CEN, suele todavía premiar políticamente el esfuerzo de aquellas dirigencias que a su juicio, le entregan buenas cuentas; la ex secretaria de la Sección 19, María Eugenia Ocampo Bedolla, es diputada federal con base en tales perspectivas.
De Bañón Estrada no sabemos todavía si aspira o no a algún cargo de representación popular para las elecciones del 2018, pero de hacerlo, es casi seguro que será recompensada por el secretario general del CEN, Juan Díaz de la Torre, y pudiera ser también con una diputación local o federal, pero por la vía plurinominal, ese suele ser siempre el camino.
Ya lo decíamos, banderas para la lucha hay demasiadas, el IEBEM muestra demasiados flancos débiles, se podría pensar que se deben a la ineficiencia de buena parte del personal administrativo, pero tanta reincidencia en un mismo rubro, llega a generar sospechas y los maestros se sienten agraviados, estiman que sus ingresos, que deben ser sagrados, pero vienen siendo permanentemente “jineteados”.
Hay conceptos que simplemente ya no se recuperan, porque reclamarlos lleva la perdida de días completos, el burocratismo es terrible y el trato del personal, de desprecio, y no pocos optan por evitarse corajes, aunque eso les genere algunas pérdidas.
Igual y son deficiencias no intencionales, porque es un sector muy amplio, debe ser complicado dejar satisfechas a veintitantas mil personas, sin embargo, hoy los instrumentos tecnológicos al alcance son igualmente suficientes como para ir evitando y eliminando “errores”, pero extrañamente, lo decíamos, casi siempre tienen que ver con el dinero o las plazas, que son otro atractivo bastante interesante, ahí se pueden hacer negocios gordos y sustanciosos.
Bueno, incluso las ubicaciones, en todo eso suele darse el tráfico de influencias y la negociación de espacios y debe ser el SNTE la instancia que salvaguarde los intereses de las mayorías, viene cumpliendo con esas responsabilidades y entonces el magisterio se siente acompañado. Pero sin duda, que el sistema educativo básico es el producto de la composición e interacción entre el IEBEM, el SNTE y la disidencia.