En unos días habrá un encuentro o reunión entre aquellos que aspiran a sucederlo, en un intento por lograr un candidato de unidad, lo que se antoja difícil, conociendo los antecedentes del priismo estatal; sin embargo, nada es imposible e igual y esta vez logran el objetivo.
Sin embargo, para algunos observadores y distinguidos militantes que ven ahora los toros desde la barrera, lo más adecuado es que se piense en un personaje que reúna ciertas características y perfiles que ayuden a favorecer al partido en la búsqueda de espacios en las elecciones del 2018.
No está nada sencillo, sobre todo, porque los valores andan escasos y encontrar a la figura ideal será tarea titánica. Se comienza a considerar nuevamente el factor Andrés Manuel López Obrador, que ha ganado casi al dos por uno en la entidad cuando ha participado como candidato a la presidencia de la república y entonces se tendría que promover a la dirigencia partidista a alguien que cuente con posibilidades de contrarrestar su embestida.
Por ejemplo, decía una de las figuras más experimentadas del tricolor -que incluso ya contendió por la gubernatura- que entre otras cosas, el nuevo presidente del CDE tendrá que ser alguien con cierta tendencia de izquierda, muy cercano al piso, para poder establecer diálogo con la gente sin ninguna dificultad.
Alguien decidido a bajarse hasta donde sea necesario a fin de dar la lucha contra quienes basan su ascenso en la proximidad con el electorado. La cosa es que no se encontraba casi a nadie con ese carisma y se pensó en la diputada federal Rosalina Mazari Espín, por ejemplo, como la que más se acercaba a las características descritas.
Pero además, entre los obstáculos a superar por parte del PRI, están el de tener que armar aceleradamente toda una estructura que se antoja desarticulada y descompuesta, porque a ciencia cierta el CDE no sabe cuántos de sus comités municipales y seccionales están vigentes, muchos ya no existen o simplemente andan incompletos y hasta trabajando para otros intereses.
Iniciando enero del próximo año se abre oficialmente el proceso electoral hacia las elecciones presidenciales del 2018 y para finales del mismo ya se tendrá a los candidatos por la presidencia de la República y se estará inmerso en la lucha por las candidaturas al gobierno estatal, desde las distintas trincheras.
Quien sustituya a Becerril deberá iniciar un intenso trabajo a fin de abrirse paso a tantos inconvenientes si se quiere ser competitivos y pelear por lo menos un buen número de posiciones en el Congreso local y en los ayuntamientos, si no se alcanza el sueño de volver a palacio de gobierno.
Para acabarla de amolar, hay en proceso algunos desprendimientos, que como quiera que sea no dejan de causar inconvenientes coyunturales, como aquello de que quien fuera candidato al gobierno en el 2012, Amado Orihuela Trejo, estaría traicionando esos colores y además, buscando arrastrar a algunos alcaldes y diputados locales a hacer lo propio. Igual y acaban logrando una limpia favorable, porque ha quedado demostrado que a veces, esos políticos aventureros son la causa de las derrotas, pero de entrada, generan expectación contraria.
EN LAS ALTURA TAMPOCO SERÁ FÁCIL
Pero el panorama local pareciera reproducirse también a nivel federal, por lo que mencionan algunos funcionarios a esas escalas es que sí existe preocupación en los Pinos, porque no hay todavía una estrategia definida a fin de buscar prolongar el mandato del tricolor al frente de la presidencia de la República.
Si bien es cierto que en el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong el priismo pareciera tener su mejor carta, se advierte que sólo su temple le ha posibilitado mantenerse al frente de esa dependencia, porque ha pasado por momentos críticos y que además, son otros compañeros del gabinete quienes controlan el 80 por ciento de las posiciones y también el mismo porcentaje en lo que se refiere al ejercicio presupuestal.
Es decir, que si hay quienes le intentarán disputar la candidatura y disponen de mayores recursos financieros para ello, sólo que en las tendencias no andan muy bien y si a eso se llegara, pues hay el temor de conflictos internos que causen aún más dificultades en el proyecto político electoral hacia el 2018 por parte de quienes hoy ejercen el poder central.
Ya lo decíamos recientemente, la oposición asegura que los resultados que se den en el Estado de México darán una luz de, hacía dónde se inclinará la balanza en la lucha presidencial, y todas las miradas se empiezan a concentrar ahí.
Las denominadas izquierdas ya vienen formando un bloque para enfrentar al PRI, quieren sumar al Partido Acción Nacional, aunque eso sería enviar un mensaje poco congruente, porque las propuestas son opuestas, hablamos de la derecha y la izquierda, pero como quiera que sea, en eso andan.
El gobernador del estado de México Eruviel Ávila le anda echando toda la carne al asador, está desarrollando una intensa obra pública, seguramente con el apoyo de la Federación, pero se ve que tampoco quieren entregar la plaza tan fácilmente, se van a defender y las cosas se ponen color de hormiga.
Al presidente Enrique Peña Nieto le pesa ya un gran desgaste a partir de sucesos como la desaparición de los 43 estudiantes de Iguala, Guerrero, el movimiento magisterial que apenas muestra ciertos signos de tranquilidad tras meses de lucha y para acabarla de amolar, la llegada a la Casa Blanca, de los Estados Unidos, de un presidente aparentemente anti mexicano. Bueno y todo lo que tiene que ver con las reformas estructurales.
Con todos esos obstáculos deberá transitar los dos años que le quedan al frente de Palacio Nacional y tratar de mejorar en algo la situación económica, que muestra claroscuros e inconsistencias, así que la elección en puerta se antoja no apta para cardiacos. Por eso le decíamos que si en Morelos el escenario es difícil para el priismo, a nivel país las cosas no andan mucho mejor.