En estos días se pueden apreciar en muchas ciudades mexicanas construcciones de departamentos en lugares donde antes había casas unifamiliares. Por un lado, la densificación de la población puede ser benéfica en el sentido de bajar algunos costos inmediatos. Además de que el costo del terreno donde se construyen estos edificios de departamentos es menor que el costo del terreno para el mismo número de casas habitación unifamiliares en la misma zona. Este simple hecho puede parecer adecuado: disminuir los costos de los terrenos, en este sentido podríamos mencionar otros beneficios. Por ejemplo, ya anteriormente he comentado que con solo 16 m² de sistemas fotovoltaicos se puede proveer de la energía eléctrica para una casa habitación de alto consumo en la mayor parte del territorio mexicano. De esta forma, podríamos calcular el número de pisos que podría tener un edificio de departamentos donde cada uno tuviera 160 m² y que con sistemas fotovoltaicos en el techo de edificio pudieran ser alimentados de energía.
Con este tipo de cálculos podríamos empezar a definir el tamaño de las edificaciones de acuerdo a su uso y a la disponibilidad de recursos. Esto último es muy importante, ya que los recursos naturales son diferentes en diferentes regiones. Por ejemplo, la disponibilidad de agua varía de poblado en poblado. Así, mientras en Cuernavaca existe una disponibilidad limitada de agua, en algunas regiones del sureste mexicano la disponibilidad de agua parece ser mucho mayor. Lo mismo sucedería con la energía, donde en lugares nubosos como Orizaba o Córdoba, Veracruz, aumenta el área para que una casa sea autosuficiente en energía con sistemas fotovoltaicos. Sin embargo, al complementarla con otras fuentes de energía como la eólica o los combustibles a partir de desechos orgánicos pudiera cambiar las posibilidades de albergar a un mayor número de habitantes por metro cuadrado.
En esta planeación de los tamaños de las edificaciones no solo deben contabilizarse aspectos netamente económicos, sino que debemos contemplar aspectos naturales y de esparcimiento. Recordemos que las zonas verdes, algunas veces llamadas reservas ecológicas, pueden aportar no solo zonas de recreación, sino que también aportan zonas de recarga de los mantos freáticos, zonas donde el aire disminuye su contenido de CO2, etc.
Por supuesto, que si consideramos estos tipos de aspectos y los medimos en el corto plazo pudieran parecer no importantes; pero en el largo plazo, en una visión de varias generaciones, por supuesto que son de lo más relevantes.
El camino que la Ciudad de México tomó en los últimos años de aumentar su densidad poblacional en amplias zonas parece para nada ser sustentable en el largo plazo. La creación de grandes centros comerciales donde la gente va a pasear y sustituye sus antiguos paseos en los parques o en bosque de Chapultepec o de Aragón o de la Marquesa, etc., augura un mayor descontento social. Lo mismo podemos comentar de diferentes paseos en Cuernavaca, los cuernavacenses con mayor edad recuerdan sus diferentes paseos por las cañadas o por guayabos, etc. Todos estos paseos propician un contacto con la naturaleza que hoy casi no tenemos. En cambio, los paseos en las plazas comerciales, desde mi punto de vista, aumentan el descontento social al mostrar lo que no se puede adquirir con los minúsculos salarios que hoy tienen los mexicanos. Esto se observa en que ocupamos uno de los primeros lugares en salarios bajos en el mundo.
Sirva este texto para analizar con puntos de vista diferentes las propuestas que hacen diversos candidatos a los puestos de elección en estos días en nuestro país.