Sin embargo, en mi opinión, es un gravísimo error que no beneficia a nadie y sí perjudica al país en general. En México del orden de 25 millones de personas ganan menos de 5 mil pesos al mes y con ese salario mantienen a sus familias (más de la mitad de la población mexicana), es evidente que no pueden pagar educación privada y que ellos, en estas condiciones, no formarán parte de la sociedad del conocimiento.
Con este marco déjenme hacer una analogía para ilustrar mi afirmación.
Supongamos que nos obligan a contratar a un restaurante para que nos haga la comida todos los días en casa y que se compromete a darnos un menú balanceado y nutritivo a todos los integrantes de la familia. Después de varios meses notamos que el servicio no es el adecuado y que el valor nutricional no es el requerido para el buen desarrollo de los niños de nuestra familia. A esto el restaurante contesta que: no le es posible darnos el servicio contratado, pero que está dispuesto a regresarnos el dinero correspondiente a la parte que nosotros gastemos en aumentar el valor nutricional de los alimentos de los niños. Creo, nadie estaría de acuerdo en que la propuesta sería aceptable, ya que el servicio es inadecuado y la solución implica que nosotros tendrías que hacer un trabajo extra y por supuesto: ya los niños habrían sufrido la malnutrición por algún tiempo.
Esta analogía, como todas, tiene limitaciones, pero considero ilustra lo que pienso.
En mi opinión es muy importante enfatizar algunos puntos no evidentes de la propuesta de rembolso de impuestos: 1) Claramente el dinero que sea considerado deducible afectará la recaudación y dado que el déficit viene del rubro de educación, sería muy tentador aplicar la reducción presupuestaria en el sector educativo, lo que provocaría todavía un mayor deterioro de la educación pública. 2) Si hay menor inversión en educación habrá menor preparación y los empleados capacitados serán mucho menos de los actuales; hecho que acarreará menores salarios, que a su vez conducirá a mayor pobreza y mayor inseguridad. 3) La medida no ataca el problema, mas bien lo rehuye.
Este último punto merece especial atención. La opción de pagar una educación privada a nuestros hijos no es producto de un deseo natural, sino es causado por el mal servicio educativo que ofrece la educación pública. Si la educación pública fuera de calidad y los evaluaciones internacionales de nuestro sistema educativo fueran buenas; la población no buscaría pagar por ese rubro. Pero, no es así, de tal manera que un sector, por cierto minoritario, intenta resolver el problema de la educación de sus hijos a través de la educación privada. La solución a este problema no es que nos den bonos para las escuelas privadas, sino que se cumpla con impartir una educación de calidad, buscar que el sistema educativo sobrepase los problemas que padece. Claramente, ésta es la solución al problema, pero la salida fácil ofrece alternativas de corto plazo y falsas. ¿Por qué no luchar por tener un sistema educativo que reciba buenas calificaciones en los estudios internacionales? ¿Por qué no exigir que los servicios educativos públicos sean de primer nivel?
Si tenemos una muela con caries hay una alternativa: curar la caries y cubrir la herida (por curar quiero incluir lo que conocemos como tapar la muela o extraerla, según sea el daño). Lo que todos sabemos es que ir al dentista y recibir dinero para aguantarnos el dolor no es solución.