Si hace un lustro escribía que el “hoy no circula es un programa caduco, obsoleto y falaz”, lo mismo puedo decir de la pretendida reforma a la industria eléctrica: que la propuesta es caduca, obsoleta y falaz.
La propuesta de promover la generación eléctrica con combustóleo continuará el daño a la salud de miles de personas en nuestro país. El pretender que la generación eléctrica se base principalmente en las plantas actuales de la CFE implica que se utilizarán combustibles fósiles mayoritariamente. En particular, la propuesta pretende ayudar a Pemex a colocar en algún lugar los residuos de las plantas de refinación. Uno de los principales residuos de las plantas de refinerías de petróleo es el combustóleo, que ya no puede ser desechado o quemado.
Es así como dos propuestas falaces para atender primero a los pobres están causando más desigualdad que el resolver precisamente la gran desigualdad que existe en nuestro país.
Es esencial enfatizar que este problema no surge en esta administración federal, sino que se viene arrastrando desde hace más de medio siglo. Pero también debemos reconocer que las propuestas actuales en el ámbito energético, de construir o comprar refinerías, solamente descansan en argumentos falaces. Es falso que al refinar el petróleo vayamos a tener gasolina barata a largo plazo, tampoco es veraz que dos empresas del Estado podrán propiciar el bienestar social de una población de más de 120 millones de personas. La visión economista de solamente considerar los precios es una perspectiva que muchas personas criticamos desde finales del siglo pasado, cuando enfatizábamos la importancia de los aspectos negativos que tiene en la salud de las personas y de los ecosistemas la quema de combustibles fósiles.
También es claro que hace medio siglo la tecnología de las fuentes renovables era más cara que la tecnología de los combustibles fósiles y que la perspectiva ambientalista no era soportada por datos firmes y se esgrimían incertidumbres.
En nuestros días, estos aspectos han cambiado. Las tecnologías de fuentes renovables son más baratas que las tecnologías fósiles. El costo ambiental ya está siendo importante en muchos lugares, incluso en nuestro país.
Se están produciendo cambios en el terreno agrícola o en las demandas de energía para enfriar o calentar, debido a temperaturas cada vez más extremas o a las inversiones o costos para atender eventos climáticos extremos, como huracanes, que con mayor frecuencia desatan desastres en la infraestructura y en la población.
Así vemos que las antiguas incertezas ahora son verdades confirmadas: Estamos sufriendo un cambio climático antropogénico, es decir, causado por las actividades humanas.
La propuesta de cambios del Ejecutivo arguye devolver a los mexicanos la soberanía energética y, desde mi punto de vista, falta a la verdad, ya que hoy el sistema energético descansa en las plantas de cogeneración, para las que no se cuenta con el suficiente combustible en nuestro país. Se requiere importar el combustible o quemar el combustóleo, que verdaderamente causa estragos en la salud de la población cercana a las termoeléctricas y contribuye a acentuar el cambio climático. Es decir, no contribuye a la soberanía, ya que se importa el combustible.
Así es como esta propuesta me recuerda una película de moda y me sugiere una frase para los políticos mexicanos actuales que parecen gritar “no miren a las renovables”.
Es evidente que las diferentes visiones de las ciencias exactas, naturales y sociales, sí de todas ellas, apuntan a que las fuentes renovables, en conjunto, pueden aportar alternativas en la construcción de un bienestar social. Cuando el discurso desde la CFE o desde la Sener se enfatiza a los combustibles fósiles, nos están tapando los ojos y dicen no miren a las renovables, no las consideren; hagamos como en la película y como la fábula del avestruz, escondamos la cabeza en el agujero del pasado y no veamos las posibilidades de construir una solución que ataque la diversidad de problemas que enfrentamos.
Nuestra situación no es fácil y las soluciones no son evidentes y menos nominalistas, ni tampoco maniqueas. Las diferentes capacidades de la diversidad de entornos sociales y ambientales requieren de la conjunción y construcción de conocimientos desde muy variadas perspectivas y áreas. Tenemos que construir soluciones para las diversidades de nuestro país.
Espero el parlamento abierto y la contribución de muchas personas en él y que en los diversos medios permitan construir una verdadera opción energética para satisfacer las necesidades de la población mexicana.
No me queda más que concluir diciendo: miremos a las renovables. Son las herramientas para construir una realidad donde el bienestar social empiece a florecer.