Antes de que entrara la pandemia del COVID-19, uno de los problemas que en México se manifestaba con mucha mayor preocupación era la migración. En México veíamos en las calles de las ciudades personas en tránsito en busca de condiciones que les permitieran una vida decorosa.
Desde mi perspectiva, pocas personas desean abandonar su lugar de origen si en él encuentran la forma de desarrollarse. Es mucho más sencillo desarrollarse en un entorno conocido y en el que hemos pasado la parte inicial de nuestra vida.
Sin embargo, en ausencia de condiciones para construir de manera decorosa nuestro bienestar, puede surgir la necesidad de migrar en busca de ese bienestar.
En el contexto mexicano, antes de este siglo podíamos pensar que solamente exportábamos personas y que la migración fundamentalmente era de nuestro país hacia Estados Unidos; pero, a partir de 2018, empezamos a ver como se incrementaba el flujo de gente de Centroamérica y el Caribe que pasaba por nuestro país buscando internarse en Estados Unidos. Para mí no deja de ser extraño que justamente cuando la política de Donald Trump para hacer que México pagara por el muro estaba pasando por situaciones adversas, se materializaron verdaderas caravanas de miles de migrantes.
En esos momentos, podíamos ver hombres, mujeres, familias completas viajando en condiciones verdaderamente angustiantes, solicitando ayuda humanitaria en casi cualquier ciudad de nuestro país. Esta situación condujo a uno de las definiciones de política migratoria que más nos ha costado en términos de seguridad y, desde mi punto de vista, se tomó una política totalmente equivocada al destinar a la Guardia Nacional a fungir como el muro humano que demandaba el gobierno de Trump y, lo peor, con el pago desde nuestros impuestos. Así, los mexicanos estamos, efectivamente, pagando ese muro vigilante para disminuir el flujo de migrantes hacia el país de nuestro norte.
Las barreras humanas o físicas no funcionarán mientras las desigualdades y las nulas posibilidades de obtener una vida plena imperen en nuestros entornos.
De seguir estas condiciones de desigualdad en muchas partes del mundo, seguiremos siendo testigos de tragedias y pérdidas de vidas humanas en las trayectorias de las zonas con marginación a zonas con mayores ofertas de satisfactores. La migración es un fenómeno global causado por la tremenda desigualdad de oportunidades.
De acuerdo con los datos de la ONU [1], para 2019 había en el mundo más de 270 millones de personas que vivían en un país donde no habían nacido, es decir, migrantes. Más de 135 millones viven en Europa y Estados Unidos. La migración en busca de mejores opciones para obtener bienestar es clara.
Las causas de la pauperización de las otras regiones del mundo las conocemos y sabemos que son producto de la explotación, tanto de los recursos naturales como de las personas que habitan el llamado sur global.
Los datos en México son alarmantes [2], más de 10 millones de compatriotas ahora viven en otros lugares. Para tener un dato de referencia: en 1990 solo había cuatro millones de personas nacidas en México viviendo en otros países. Por supuesto, la mayoría en Estados Unidos. Dado que en México vivimos un poco más de 130 millones, casi el 10 por ciento ha migrado.
La migración tiene dos vertientes, estos datos en México son solo de la emigración. En cuanto a la inmigración, hemos pasado de poco más de 450 mil en 1995 a más de 1.2 millones en 2020. Es decir, tenemos alrededor de uno por ciento de la población migrante, pero debemos indicar que estos números se han casi duplicado en los últimos 15 años.
Debemos entender las dos facetas de este movimiento de personas, la libertad para buscar opciones de bienestar es algo que debemos preservar.
Por otro lado, la construcción de opciones similares para que cada persona labore para conseguir ese bienestar social es una de las tareas pendientes que tenemos en este planeta.
En este sentido, primero debemos ofrecer las garantías para que hoy, dada la situación de desigualdad que impera en todo el mundo, las personas puedan movilizarse buscando opciones y, segundo, debemos construir las formas para que en todos los lugares las opciones de bienestar social estén disponibles para todas las personas.
[1] https://www.un.org/development/desa/pd/sites/www.un.org.development.desa.pd/files/files/documents/2020/Feb/un_2019_internationalmigration_wallchart.pdf
[2] https://ourworldindata.org/explorers/migration