Pasaba por el Facebook, FB, red social que cada vez me queda más lejana y me despierta sabores más agrios que dulces. Esa red que me exigía diera mi celular para seguir usándola y me bloqueó por más de un mes hasta que compré una llave física, con la que entro actualmente. Esa llave me permite acceder sin compartir los datos que en mi celular puedo acceder, ya que solamente uso FB en mi computadora. Ese puede ser tema de otra discusión. Regreso al punto que deseo compartir hoy, estaba pasando por el muro del FB y encontré el trabajo del Dr. Miguel Ángel Izquierdo Sánchez titulado “Colegialidad: conceptos, virtudes y prácticas”. Me llamó la atención la palabra “colegialidad”, que para mí era nueva; aunque podría intuir de que se trataba. Busqué en el diccionario y encontré: Condición de la asociación que se organiza a modo de colegio o corporación, definición que me llevó a recordar los colegios de universidades o de otras corporaciones donde las reglas conducen a las tomas de decisiones por consejos de pares, es decir, de forma colegiada.
En esta forma de toma de decisiones se privilegia el diálogo, la argumentación y el convencimiento mediante la promoción del razonamiento colectivo.
El libro, escrito por el Dr. Izquierdo, invita a reflexionar a las personas que hemos decidido la docencia y la construcción de conocimiento como nuestra actividad primaria. En particular, a aquellas que laboramos en instituciones de educación superior (IES), pero enfatiza que esta forma de conducir organizaciones educativas debería ser la normalidad en todos los niveles. Es más, me atrevo a concluir que invita a todas las organizaciones sociales a conducirse de esta manera. El Dr. Izquierdo hace una síntesis de las estructuras colegiadas en las universidades en la historia. Nos remonta a la época de los romanos y rápidamente desemboca a las instituciones educativas europeas.
A lo largo de esta visión histórica enfatiza los aspectos éticos y de compromiso social de estas primeras versiones de instituciones de educación superior, aspectos que, coincido, son fundamentales en esta época donde existen desigualdades lacerantes que mantienen en niveles de pobreza a una porción mayoritaria de la población en México y en el mundo. Resalta el sistema tutoral de esas primeras IES y lamenta que ya no sea el predominante en el actual sistema educativo.
Por supuesto, es de notar que las primeras IES eran de tamaño pequeño comparadas con las IES actuales, donde decenas o centenas de miles de estudiantes acuden a entornos donde miles o decenas de miles de docentes imparten cátedras.
En lo referente ya a nuestra época, resalta la importancia del trabajo colectivo y colegiado, contrastándolo contra el individualista.
El Dr. Izquierdo reitera que "múltiples sistemas de evaluación desestiman en bien común y sobrevaloran la productividad individual". Estas ideas contrastan con las que se están privilegiando en el nuevo reglamento del Sistema Nacional de Investigadores.
Hace una analogía entre quienes cuidan de la casa, con quienes cuidan la Academia, y concluye que una porción de la comunidad académica, basados en la razón y reciprocidad, puede conducir una evaluación de pares con un escrutinio crítico y constructivo.
Enfatiza que esta forma de proceder requiere de tiempo para comunicarse y de lectura a fondo de los productos académicos.
Nos adentra a las virtudes que deben tener los miembros de la comunidad, donde la apertura a nuevos conocimientos y nuevas formas de relacionarse debe ser bienvenida, la consideración a lo diferente, donde un trato por igual es fundamental y la preocupación por la comunidad tanto en las IES como en los entornos que las rodean.
Es fundamental promover comportamientos para compartir valores, voluntad de escucha, tolerancia, colaborar con colegas, disposiciones para participar en discusiones y aportar tanto como aceptar propuestas buscando consensos.
Toca también el tema de las organizaciones modernas en el entorno mexicano y es ahí donde me recordó más los temas que he abordado en estos textos, de la Universidad Enredada [2], refiriéndome a estructuras horizontales, que asemejan más bien una red horizontal que a un sistema jerárquico, como la mayoría de las estructuras actuales de las IES.
Estos sistemas horizontales también son una forma de organización propuesta por la Dra. Elinor Östrom, ganadora del premio Nobel, en “Understanding Institutional Diversity”, quien adicionalmente aborda el problema de la conformación de instituciones que atiendan la complejidad de limitaciones en los recursos y, que al mismo tiempo, sean promotoras del bienestar de su comunidad aumentando ese bienestar colectivo [3].
Ella, además de la autoevaluación invita a fomentar la evaluación externa para evitar la corrupción del propio colegio cuando no se tiene la tradición de un verdadero trabajo colegiado.
Para cualquier docente en una IES, o de cualquier nivel, es muy recomendable leer el texto del Dr. Miguel A. Izquierdo y con él reflexionar sobre las diversas formas para conducir colegiadamente esa institución. Por supuesto, esta lectura es obligada para quienes dirigen estas instituciones, para que las conduzcan colectivamente y se enfoquen hacia el bienestar social. Adicionalmente, la lectura es recomendable también para las personas que con su actuar cotidiano mediante organizaciones sociales actúan para construir un bienestar colectivo fortalezcan esas organizaciones, de manera que se consoliden e impacten sustancialmente a la sociedad.
En este sentido considero que la colegialidad es el sustento para construir organizaciones que funcionen horizontalmente en entornos de red.
[1] https://miguelangelizquierdos.files.wordpress.com/2022/08/colegialidad-conceptos-y-practicas.pdf
[2] https://delrioantonio.blogspot.com/2013/12/universidades-enredadas.html
[3]https://delrioantonio.blogspot.com/2019/02/la-diversidad-es-fundamental-en-la.html