Es urgente hacer cambios en nuestra forma de vida. Esta frase es la que se puede extraer del sexto reporte presentado el día 20 de Marzo por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC). Es más, el énfasis de este reporte se hace en los temas de emisión neta cero, de adaptación y de mitigación. Desde mi perspectiva, este reporte centrado en adaptación y mitigación indica que hemos perdido la opción de evitar el cambio más allá de 1.50C y, de acuerdo con la información y modelos disponibles, este incremento en la temperatura promedio del planeta se alcanzará en la primera mitad de la próxima década, es decir, antes de lo esperado. En un periodo de 10 años habremos rebasado el límite que habíamos considerado como posible límite hace ocho años, en 2015.
La versión disponible del reporte es un documento preliminar que puede cambiar en su redacción final. Sin embargo, la presentación de este lunes está disponible en YouTube [1] y ahí la podemos consultar. Durante la presentación se mencionó que es urgente que empecemos a tomar acciones hacia centrar nuestras actividades con emisiones netas cero, para mitigar y para adaptarnos a este cambio que hoy es inevitable. Sin embargo, también se enfatiza en que las acciones que implantemos hoy podrán tener efecto benéfico y ser medidos en unos 20 años.
Notemos las escalas de tiempo que son de mediano plazo comparadas con las escalas en que las políticas mexicanas se planifican. Tenemos que empezar a implantar acciones de mitigación, adaptación y cambio en el uso de los combustibles fósiles hoy para poder ver cambios en las tendencias en 20 años. En México, sabemos que las políticas se definen por sexenios o trienios, pero las personas podemos planear con una visión de mayor plazo. Por eso es importante la acción de la sociedad organizada en lugar de dejarles las definiciones de las políticas a otras que tienen miras miopes y cortas en el tiempo.
La semana pasada reflexionaba sobre el concepto de ciudades de 15 minutos, concepto de planeación de entornos urbanos donde se satisfagan las necesidades de salud, trabajo, educación y adquisición de bienes cotidianos en un radio de 15 minutos, a pie o en bicicleta, de las viviendas. Esta alternativa coincide con la idea de compras locales que ya circula entre nosotros como una opción para transitar hacia una vida con bienestar social.
Pudiera parecer que esta forma de concebir los entornos urbanos puede ser implantada con mayor celeridad en ciudades pequeñas o medianas, aunque tengo que reconocer que los ejemplos que mencioné la semana pasada se referían a grandes ciudades.
Desde mi perspectiva, verdaderamente las ciudades pequeñas pueden hacer una planeación e implementar más fácilmente este tipo de estrategias.
Déjenme compartir una experiencia personal. Hace un poco más de 30 años, cuando decidimos radicarnos en Cuernavaca, partiendo de la Ciudad de México, observamos que podíamos hacer más actividades en menos tiempo. Este hecho nos reportó una mayor calidad de vida. En lugar de invertir tiempo en traslados lo usábamos para otras actividades productivas o de placer. Por eso, esta idea de la ciudad o vecindario de 15 minutos me parece muy atractiva. Considero que, efectivamente, las ciudades medianas y pequeñas pueden hacer más rápidamente la transición hacia vecindarios o barrios de 15 minutos en comparación con las megas ciudades.
A pesar de las ventajas de las ciudades de 15 minutos, también existen algunos inconvenientes y desafíos que deben ser considerados a) Las dificultades que presentan las extensas ciudades de la actualidad, aunada a las configuraciones de fraccionamientos satélites de ellas. b) El incremento en el costo de las viviendas dentro de las áreas de 15 minutos. c) La ausencia de planeación en muchas ciudades medianas y pequeñas puede exacerbar las desigualdades y los conflictos actuales en la población citadina.
Sin embargo, si prestamos atención a estos inconvenientes podemos eliminarlos.
Adicionalmente, las falsas noticias pueden evitar que en ciudades pequeñas o medianas se diseñen estrategias para hacer entornos urbanos más acordes con las necesidades de su población.
Por ejemplo, he tenido noticias de manifestaciones en contra de este concepto alegando que se podría limitar la movilidad de las personas que necesitan desplazarse a otras partes de la ciudad o del país. Esto es verdaderamente una noticia falsa, alentada por corporaciones que desean que sigamos pagando nuestro transporte individual y contaminante para comprar, asistir al trabajo o a actividades culturales y recreativas.
La idea de los suburbios o fraccionamientos alejados de los centros de convivencia descansan claramente en modelos de transporte individualizado que promueven el uso ineficiente de la energía y de los espacios, entre otros aspectos que lastiman a las personas y a otros seres vivientes.
Los entornos urbanos ruidosos que lastiman son causados fundamentalmente por la movilización en automóviles. Recordemos que muchas veces el bullicio de las personas se contagia y hace placentero nuestro deambular por los entornos compartidos.
En síntesis, coincido plenamente con las visiones del IPCC que indican que los procesos de cambio para tener actividades humanas con una emisión neta cero también se encaminan hacia el diseño e implementación de otros cambios benéficos en nuestras vidas.
[1] https://www.youtube.com/watch?v=5vJJTE9V7EA