De las energías que no desechan humo, la energía nuclear es la única que no ha disminuido sus precios en plantas nuevas en la última década [1]. Veamos con más detalle esta afirmación. El costo de la energía solar fotovoltaica pasó de 378 USD/MWh en 2010 a 68 USD/MWh en 2019, es decir, el precio bajó a menos del 20 % en este período.
En el caso de la energía eólica en tierra el cambio fue de 86 USD/MWh a 53 USD/MWh, en este caso la caída fue al 60 %. Para la energía eólica en el mar el cambio porcentual es muy similar al caso de tierra y la disminución en el precio fue de 162 USD/MWh a 115 USD/MWh. En cambio, como ya dijimos la energía nuclear pasó de los 96 USD/MWh a 155 USD/MWh. Evidentemente, estos precios, en el año 2019, indican que las plantas de generación de electricidad solares fotovoltaicas y eólicas son más baratas que las plantas nucleares como no lo eran a principios de siglo. Para la implementación masiva, todavía hay sectores en la población que alegan la variabilidad de estas dos fuentes renovables; sin embargo, tenemos otro dato igualmente alentador y es que el precio de las baterías ha disminuido.
En el caso de las baterías de litio que en 1982 era de 6,035 USD/kWh y para 2016 es de 244 USD/kWh y a menos de 150 USD/kWh [2] en 2022. Por supuesto, estos datos solo consideran los aspectos económicos de las formas de producir electricidad. También debemos aquilatar los aspectos ambientales, sociales y organizacionales de las diferentes posibilidades de implementación, aunque en estos aspectos las fuentes renovables todavía tienen bondades en la parte ambiental y, con la posibilidad de fomentar las opciones distribuidas y descentralizadas, responden con mayor idoneidad a las demandas sociales y organizacionales.
En el mundo hay una tendencia de aumento de la energía que usa cada persona. En este caso estoy hablando de toda la energía, no solo de la energía eléctrica.
Los países llamados del norte global han sido los que han usado la mayor parte de la energía procedente de los hidrocarburos que hoy han causado el cambio climático. Debemos notar que hoy hay una tendencia lenta, pero clara, hacia la disminución del uso de energía per cápita en estos países. Por ejemplo, Estados Unidos pasó de 83,397 kWh al año por persona en 2010 a 76,634 kWh en 2021; Reino Unido a de 39,665 a 29,641 kWh y Alemania de 47,306 a 42,101 kWh, es decir, redujeron su consumo en 9 %, 26 % y 11 % respectivamente.
Es evidente que los Estados Unidos ha realizado el menor esfuerzo y es una de las economías que más energía per cápita usa.
También es importante hacer notar que el clima de diferentes lugares puede ser un elemento que demande usar más energía para adecuar nuestros entornos a las necesidades de la población.
Quizá ustedes que leen estos textos puedan pensar que la economía de Estados Unidos es más grande y por eso es que su consumo es mayor. Para evaluar esta posibilidad se puede analizar la intensidad energética, que es el cociente de la energía total entre el producto interno total de cada país. Es decir, la densidad energética nos indica la energía que se utiliza para generar un dólar en la economía.
Así podemos ver que la intensidad de energía [3] de Estados Unidos pasó de 1.70 kWh/USD en 2010 a 1.48 kWh/USD en 2018, este indicador para Alemania pasó de 1.15 a 0.98 kWh/USD y para Reino Unido de 1.14 a 0.88 kWh/USD, en resumen, disminuyeron el uso de energía en 13 %, 15 % y 23 %. Estos esfuerzos no son suficientes para contender contra el cambio climático.
En cuanto a nuestro país, la energía per cápita pasó de 18,109 kWh a 14,884 al año por persona, tuvimos un 18 % menos en el mismo período. En cuanto a la intensidad energética, pasamos de 1.24 kWh/USD a 1.09 kWh/USD de 2010 a 2018, un 13 % más eficiente. Sin embargo, la proporción de la población en pobreza se mantuvo prácticamente constante en nuestro país.
Con estos datos podemos decir que el uso de energías renovables conduce a un menor costo de la energía.
En el mundo, las sociedades están tomando medidas para usar las renovables y con ello favorecer el desarrollo económico, aunado a que estas fuentes de energía no trasladan los costos actuales sobre el ambiente a las generaciones que no usaron esa energía, ya sea mediante la emisión de gases de efecto invernadero o de contaminación radioactiva.
En nuestro país los cambios han sido tendenciales, podemos hacer mucho más fomentando el uso eficiente de energía y suministrando esta energía con fuentes renovables en concordancia con los diferentes entornos que tenemos y a las diferentes organizaciones sociales que caracterizan nuestras regiones. Falta que como sociedad actuemos y propongamos acciones que implantemos.
[1] Hannah Ritchie and Max Roser (2021) Energy in Our World in Data. https://ourworldindata.org/cheap-renewables-growth
[2] https://about.newenergyfinance.com/electric-vehicle-outlook/
[3] https://ourworldindata.org/grapher/energy-intensity?tab=chart&country=DEU~MEX~GBR~USA~URY~CHN