“Se desata ola de calor”, este fue el encabezado de La Unión de Morelos de este día lunes. Cada vez más frecuentemente estaremos sufriendo estas situaciones de temperaturas extremas, inclusive en ciudades como Cuernavaca, conocida por su agradable clima durante todo el año. Estas olas de calor que han tenido efectos directos en la población en otros lugares del mundo están empezando a ocasionar problemas a la salud de las personas, de los animales y, por supuesto, de las plantas, es decir, a todos los seres vivos en las muy diversas regiones del planeta.
De hecho, este tipo de encabezados en los periódicos de Europa empezaron a ser comunes desde hace algunos años durante el verano, pero en climas más tropicales no habían despertado las inquietudes que ahora observamos y menos habían sido motivo de primeras planas en los periódicos.
La Comisión Nacional del Agua informó que esta semana presenciaremos la tercera ola de calor -sí, ya van tres este año- y que se mantendrá al menos hasta el día 9 de junio. Los Servicios de Salud de Morelos alertaron a la población para evitar los golpes de calor y otras enfermedades asociadas. Recomendaron mantenerse hidratado, buscar estar en lugares frescos, evitar la exposición al sol, buscar que nuestras habitaciones se ventilen con aire fresco, usar cortinas o persianas para bloquear la radiación del sol en nuestras habitaciones y evitar actividades extenuantes. Es muy importante estar atento a los posibles signos del golpe de calor: mareos, náuseas, dolor de cabeza intenso, piel enrojecida y caliente. Al observar estos síntomas es importante buscar ayuda médica.
Las olas de calor son fenómenos naturales que suceden en diferentes lugares dada las variaciones climáticas de nuestro entorno; sin embargo, lo que es notable en este momento es que a partir de hoy sucederán con mayor frecuencia. Estas olas de calor irán aumentando tanto en frecuencia como en intensidad y se originan por el cambio climático antropogénico. Quiero enfatizar que lo que ahora sufrimos lo hemos causado por usar indiscriminadamente la energía que proviene de los combustibles fósiles durante un siglo. Uno de los efectos de quemar gasolina o gas en motores o en cualquiera de nuestras actividades cotidianas es arrojar bióxido de carbono, CO2, a la atmósfera.
Con este incremento de CO2 en la atmósfera aumentamos el efecto invernadero que a su vez incrementa la temperatura promedio en el planeta. A medida que la temperatura promedio de la Tierra aumenta, las probabilidades de eventos extremos, como las olas de calor, también aumentan. En síntesis, el cambio climático antropogénico está aumentando la duración, frecuencia e intensidad de estos eventos.
Ante esta situación debemos empezar a tomar medidas de mitigación y adaptación. Podemos empezar por incrementar las áreas verdes en las ciudades. Esto ayudaría a reducir la temperatura local y la vegetación aporta sombra y refresca el ambiente.
Promover los techos y paredes verdes en las edificaciones, acción que tiene efecto equivalente a aumentar las áreas verdes. Reducir el consumo de energía en las edificaciones, con acciones que incrementen la eficiencia de los sistemas que se estén utilizando en ellos para utilizar menos combustibles fósiles.
De lo más importante es la planeación urbana y definición de reglamentaciones de las nuevas construcciones para que incluyan estrategias de eficiencia energética y aspecto bioclimáticos; así como la definición de porciones verdes en el uso del suelo. Estas estrategias disminuyen el uso de energía y, por ende, disminuyen las emisiones de CO2 y aumentan el confort de las personas mientras están en esas edificaciones.
Recordemos que Cuernavaca, y una buena porción de la República Mexicana, se encuentra en la región intertropical donde los efectos de las olas de calor también se manifiestan en las regiones rurales. Las olas de calor intensas o más frecuentes pueden afectar negativamente los cultivos y en general la producción agrícola. Las altas temperaturas y la falta de agua pueden provocar la pérdida de cultivos y la disminución de la disponibilidad de alimentos para las comunidades. El calor extremo de estas olas aumenta la evaporación en el campo incrementando la demanda de agua o favoreciendo los incendios y dañando no solo los cultivos sino a la fauna y flora de las regiones.
Estoy seguro de que mucho de lo antes mencionado es del conocimiento de quienes leen estas líneas, pero considero muy importante insistir en que la educación e información sobre los impactos negativos que estamos produciendo con el uso de los combustibles fósiles de forma desmedida es fundamental para que las personas puedan tomar decisiones informadas.
Me parece importante que se esté alertando a la población sobre los riesgos que representan las olas de calor. Además, se deben mencionar las vulnerabilidades diferenciadas para la población anciana o infantil o trabajadora al aire libre. Mencionar consejos para ser usados en los hogares es otro aspecto a ser difundido. En este sentido, el trabajo de las autoridades en los diferentes niveles de gobierno apoyados por los medios de comunicación es una alianza que hay que fomentar.
El cambio climático antropogénico nos alcanzó, tenemos que actuar para poder mitigar y adaptar nuestras actividades a las diferentes condiciones respecto a las que crecimos como humanidad en los diferentes entornos.