Con este título podría referirme a muchísimos eventos que estamos viendo pasar en nuestro país, en la región latinoamericana o en el mundo. Hoy no me referiré a la violencia que estamos sufriendo o a la desigualdad que viven las mujeres o a los eventos políticos que suceden en nuestro entorno. Quiero alertar sobre los avisos hechos este día lunes sobre que la declaratoria final de la COP 28 era insuficiente. La COP 28 es la Conferencia de las Partes donde se discute la política internacional en el ámbito internacional y es el órgano político de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), es decir, en estas conferencias se discuten y negocian acciones conjuntas entre las naciones para abordar el cambio climático.
De hecho, en la COP 21, celebrada en Francia (2015), concluyó con el Acuerdo de París estableciendo estrategias para limitar el incremento de temperatura a 1.5 grados centígrados. En la COP celebrada en Dubái en las anteriores dos semanas, el acuerdo no tiene la suficiente contundencia para verdaderamente influir en la trayectoria hacia un cambio climático irreversible.
Para mi es alarmante que el lunes 11 de diciembre, el gobierno alemán indicara que el documento preliminar es insuficiente y decepcionante [1]. En particular, este documento no considera que los combustibles fósiles deben ser sustituidos por fuentes renovables.
El punto sensible para el gobierno alemán consiste en que la sustitución de los combustibles fósiles es una estrategia totalmente necesaria para abordar la limitación al cambio climático. Con estas afirmaciones es que la COP 28 terminó, pero la disposición al diálogo se manifestó para continuar y luchar por convencer y en lugar emitir un documento limitado.
Una de las frases que no es adecuada dice: que las naciones se comprometen a “reducir tanto el consumo como la producción de combustibles fósiles, de manera justa, ordenada y equitativa, con el objetivo de alcanzar emisiones netas cero para, antes o alrededor de 2050, de acuerdo con la ciencia” (en inglés: reducing both consumption and production of fossil fuels, in a just, orderly and equitable manner, so as to achieve net zero by, before or around 2050, in keeping with the science [2]) Claramente, esta frase es la que se había estado estableciendo con anterioridad, pero ante los últimos informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) y de los hallazgos validados por la comunidad científica, es totalmente insuficiente. Muchas naciones están de acuerdo en establecer que los combustibles fósiles deben salir del ámbito energético. Los principales desacuerdos están en el llamamiento a iniciar una fase de salida de los combustibles fósiles en lugar de su reducción. El fraseo parece simple, pero hay una diferencia muy grande en las acciones que debemos hacer para reducir las acciones que debemos promover para iniciar la fase de salida. Para enfatizar más este punto, podemos mencionar que en el 2021, en Glasgow en la COP 26, ya se había planteado acordar la salida de los combustibles fósiles y muchas personas y naciones pensaban que ya era el momento de iniciar esta fase con el acuerdo declaratorio en esta COP 28.
Las estrategias y acciones se están instrumentando en muchas partes del mundo, por ejemplo, en Europa para el año 2035 será ilegal circular en autos usando gasolina o diésel. Es claro que no se trata de si la gasolina es cara o barata, hay una conciencia sobre que la quema de la gasolina afecta nuestra vida y la de muchas otras especies.
Las negociaciones en la COP 28 fueron auspiciadas por los países extractores de las mayores cantidades de petróleo del subsuelo. Aunque estas actividades extractivistas producen riqueza para sectores de esos países, también es claro que en ellos hay desigualdades que laceran a parte de su población. Lo que sucede en esas regiones, lo conocemos por vivencia en nuestra región. Por casi un siglo, en México, hemos explotado los mantos petrolíferos de nuestro subsuelo; sin embargo, esta riqueza no ha permeado a la sociedad y la desigualdad impera hoy en nuestra población. Cerca de la mitad de la población mexicana vive por debajo de la línea de pobreza. Este dato nos debe alertar, ya que el bienestar de todas las personas fomenta el tener un bienestar individual, si hay población en pobreza nadie puede tener bienestar pleno.
Tenemos no buenas noticias, pero estoy seguro de que podemos implantar estrategias y acciones desde cualquier población y sobre estas acciones comentaré este fin de año.