Aunque en estas fechas las noticias nos alertan sobre problemas de seguridad en muy diversas partes del territorio nacional, esta semana junto con la que viene manifestamos nuestros buenos deseos para el próximo año a nuestras amistades. Con esta sensación de optimismo con la que expresamos buenos deseos, quiero continuar con el planteamiento de algunas ideas para las personas que aspiran a conquistar los votos para convertirse en autoridades en los tres niveles de gobierno. Estas personas con el apoyo del voto de la población podrán tomar decisiones que afectarán nuestro futuro.
La semana pasada comentaba sobre el transporte público, hoy quiero retomar el tema del transporte no motorizado en las ciudades. Este tema lo he abordado en anteriores ocasiones[1], pero cada día me parece más apremiante que modifiquemos la infraestructura en las ciudades para permitir que la población pueda utilizar esta opción de transporte.
La promoción de la movilidad no motorizada, como el uso de la bicicleta, es clave para lograr ciudades más sustentables. El uso de la bicicleta o triciclos no motorizados tiene diversos beneficios, como la reducción de la contaminación del aire, la mejora de la salud en la población y la reducción del ruido en los entornos urbanos. Sin embargo, dado que la actual infraestructura en los entornos urbanos está concebida para albergar vehículos de combustión interna, para promover la movilidad no motorizada, es necesario modificar esta infraestructura de las ciudades para hacerla más segura y accesible para la movilidad de las personas.
Así, que dentro de las propuestas de quienes aspiran a cargos de ejecución y legislación de las políticas públicas debemos esperar la definición de estrategias que doten de infraestructura a las ciudades para permitir la movilidad no motorizada.
Algunas de estas estrategias incluyen redes seguras y bien diseñadas de ciclovías, la definición de carriles exclusivos para bicicletas que estén separados de los vehículos motorizados es esencial para la seguridad de ciclistas y para alentar a más personas a usar la bicicleta como medio de transporte. En el mapa de las ciudades la adecuación de las intersecciones diseñadas específicamente para bicicletas, con señalización clara, semáforos para ciclistas y medidas de seguridad para evitar colisiones con otros vehículos. En esto último también se requiere la implementación y difusión de las normas de convivencia en las calles para que la comunidad ciclista sea respetada y protegida.
Para decidir usar la bicicleta siempre debo tener en mente si al lugar donde me trasladaré tiene lugares seguros para dejarla. Por esta razón, es de suma importancia contar con estacionamientos para dejar las bicicletas en las zonas de trabajo, escolares o de servicios. En la actualidad, en nuestro país es difícil encontrar este tipo de instalaciones, son pocas las edificaciones que cuentan con ellas. Podemos empezar por las edificaciones donde despachan las oficinas gubernamentales de todos los niveles y sectores.
Por supuesto, que la ampliación de las redes de ciclovías con los servicios antes señalados es una de las estrategias a considerar. Ya no se debe permitir la construcción de más vialidades para automóviles que no cuenten con al menos un carril para la movilidad no motorizada. En este carril debe también considerarse la opción para las personas que caminan. En este sentido, en el entorno urbano de Cuernavaca, por mencionar lo que más conozco, observamos muchos puentes o pasos a desnivel que solamente fueron concebidos para el tránsito de los automóviles y, de esta manera, ponen en riesgo la vida de ciclistas o peatones cuando los usan. El costo de construir puentes o pasos a desnivel considerando un carril adicional para la movilidad no motorizada es pequeño comparado con el costo total de la obra; en cambio, los beneficios ambientales y para la salud de las personas son verdaderamente amplios. La definición de reglas para las nuevas vialidades y la adecuación de las actuales para contar con esta opción es un punto a incluir en los planes de gobierno.
La integración entre el transporte público y la bicicleta es otro de los aspectos a considerar para facilitar la movilidad de las personas.
En la definición de estas modificaciones en la infraestructura urbana se debe involucrar a las comunidades tanto en la planificación y diseño para asegurar que se satisfagan las necesidades locales de las personas, al mismo tiempo que se fomente la aceptación. Debemos recordar que las áreas peatonales o de tránsito restringido a las bicicletas fomenta la apropiación de las zonas urbanas por las comunidades e incrementan las actividades comerciales y de esparcimiento que se realizan en esas zonas.
También es importante que en las escuelas de todos los niveles educativos se instrumente programas de educación vial dirigidos a ciclistas, pero principalmente a la población que conduce vehículos motorizados para aumentar la conciencia y mejorar la seguridad en las vías compartidas.
Insisto, al hacer que las ciudades sean más amigables para las bicicletas, podemos mejorar la calidad de vida de la población y hacer que nuestras ciudades sean más sustentables.
Las estrategias de electrificación del transporte público y la implementación de infraestructuras para la movilidad no motorizada son parte fundamental para configurar una movilidad sustentable. Es momento de solicitar definiciones y propuestas consensuadas con la población en estos aspectos.