Sí, me refiero a los topes que las autoridades de tránsito ponen para regular el paso de los vehículos. El estudio se enfocó en dos topes situados en lugares donde no hay mucha afluencia de vehículos y por lo tanto concluyó que los topes no afectaban el tránsito. Resultado hubiera sido diferente si se analizan las colas provocadas por topes en sitios muy transitados. Sin embargo, lo importante no es si los topes provocan colas o no. Lo que nos debe preocupar es por qué se necesitan topes.
Uno de los lugares favoritos para poner topes es en las avenidas donde hay escuelas. Esto, se dice, se hace para evitar accidentes con los niños. Pero ¿no bastaría con poner un letrero que dijera ESCUELA y que con ello a las horas de entrada y salida de los escolares los automovilistas deberían maximizar su precaución? El hecho de poner topes es una muestra de incivilidad. Estoy seguro que conductores de otros lugares del mundo respetarían ese letrero y disminuirían su velocidad al pasar por una escuela. El detenernos en un tope enfrente de una escuela a media noche es totalmente ineficiente y un derroche de energía y dinero. Cada uno de los conductores paga la gasolina, pero cada uno de nosotros, ciudadanos, sufrimos la contaminación generada por esa frenada, es decir, también nos cuesta. Por lo tanto, el poner topes no es más barato, quizá deberíamos exigir semáforos inteligentes, el costo a la larga sería menor.
En la mayoría de las ciudades del sur de la República Mexicana, y por supuesto en Morelos, se construyen autopistas e inmediatamente se ponen topes al paso de las poblaciones. Esto es totalmente incongruente. Las autopistas se hacen para que los automóviles puedan ir a mayor velocidad y los topes para frenarlos. Nuevamente, ¿no bastaría un letrero de poblado próximo y avisar de una reducción de la velocidad? Comportamiento que vemos en otros lugares del país.
Uno más de los lugares donde no debe haber topes es en las entradas y salidas de las glorietas. Las glorietas se usan para regular el flujo seguro en las intersecciones de dos o más avenidas principales sin utilizar semáforos. La idea de la glorieta es que el vehículo que ya entró en la glorieta tiene el paso y que todo vehículo que pretende entrar a la glorieta debe dejar el paso al que ya entró. Esta regla sencilla y que todos deberíamos respetar bastaría para hacer funcionar las glorietas. También es cierto que muchas glorietas no cumplen con el tamaño mínimo para que funcionen.
Los topes claramente son un elemento negativo para el libre tránsito de los vehículos. También son una fuente de aumento de las emisiones de carbono, cada vez que tenemos que frenar, casi hacer alto total, para luego continuar. Todos pagamos y sufrimos la aberración de los topes
¿Cuál es la solución? Una respuesta simple y al mismo tiempo exculpadora de todos es: que se enseñe bien los aspectos de vialidad en la escuela. Claro que la educación vial se debe dar en las escuelas, pero también debemos hacerlo en las casas con la familia. Todos nosotros debemos enseñar con el ejemplo. Por supuesto, tanto la incivilidad como la educación vial se enseñan con el ejemplo. ¡Elijamos la educación vial!