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El aire, desde siempre, ha estado lleno de sueños.

En realidad, los sueños están por todas partes a nuestro alrededor.

 


Milorad Pavić

 


Hay quienes opinan que los temas en literatura están agotados, que ya se ha dicho todo lo que se tenía que decir. Sin embargo, el arte de los escritores de hoy en día consiste en el tratamiento de las cosas, en cómo se cuenta una historia. Ahí es donde radica la originalidad, si es que aún hay cabida para ésta.

Uno de esos autores originales es el serbio Milorad Pavić (Belgrado, 1929-Ibídem, 2009). Tan es así, que es conocido como el «primer novelista del siglo XXI» por su Diccionario jázaro (1984), calificada por él como novela-léxico por la cual se hizo acreedor al premio NIN, el máximo galardón a las letras serbias. De esta novela existe una versión femenina y una masculina… Pero en esta ocasión me referiré a otra obra.

Una destacada editorial independiente que existe en México es Sexto Piso. Esta agrupación cuenta con cientos de títulos de autores consagrados (Dostoyevski, Melville y Kafka, por ejemplo), algunos que ya gozan de reconocimiento y otros, jóvenes pujantes que buscan hacerse camino en el siempre complicado mundo de las letras.

Entre las publicaciones de esta editorial destacan, precisamente, tres obras de Milorad Pavić: las novelas Pieza única (2007, con tres ediciones) y Segundo cuerpo (2011), así como el volumen de cuentos Siete pecados capitales (2007). Los tres libros han sido traducidos por Dubravka Sužnjević.

La obra que me ocupa en esta ocasión es Pieza única. Calificada por el propio Pavić como novela-delta, de entrada sorprende que sea un estuche que contiene dos libros que se complementan.

La novela versa sobre una serie de asesinatos misteriosos que deben ser resueltos por el inspector Eugen Stross. La historia se destaca por la originalidad de Pavić, un autor dotado de cualquier cantidad de recursos para hacer que con sus libros el lector se transporte de la realidad al mundo propuesto por el serbio, como una especie de hipnosis.

En el inicio de la novela se encuentra a Aleksandar Klozevits, un andrógino conocido como Aleksa y como Sandra. Aparece en un restorán, vestido de hombre. Luego entran dos individuos y Aleksa se mete al baño para salir convertida en Sandra. Persiguen a esta persona, la alcanzan. A partir de ahí comienzan la historia y el suspenso.

Unos asesinatos, mencioné líneas arriba. Aleksandar Klozevits es un «vendedor de sueños»: tiene la capacidad de hacer que las personas sueñen algunos segundos de sus ensoñaciones del futuro. Sin embargo, el precio que deben pagar para ello es muy alto.

Un mundo astrológico (sin caer en la desfachatez), onírico… Pavić es un escritor que va de los detalles más simples de lo cotidiano a temas que lo colocan como un autor erudito.

En Pieza única también aparecen Distelli, un cantante de ópera que sueña con la muerte de Pushkin; la señorita Marquesina Lempitksa, una «bomba sexual» que se sueña como un niño y regresa siglos (los sueños están en el espacio durante la eternidad, explica Klozevits); un amante, mujeres…

El destino de estas personas cae en la voluntad de Aleksandar Klozevits, que se dice comerciante. Sus habilidades comerciales y la astucia lo llevan a tomar en sus manos el futuro de quienes se acercan a él/ella.

En este primer libro la historia es contada por un narrador omnisciente, con un estilo ágil y ameno. Hay humor, trazos poéticos, fantasía: se trata de una novela para releer y disfrutar una a una sus páginas.

Luego está otro libro que forma parte de la novela-delta: Cuaderno azul. Inspector superior Eugen Stross. En éste se encuentran los apuntes y detalles de las investigaciones del encargado de resolver los asesinatos. Aquí el narrador es en primera persona.

Aunque ya conocemos la historia a través del primer libro, en el cuaderno del inspector hay anotaciones que nos siembran dudas; llega el momento en el que el lector se confunde y hay sospechas respecto de que lo leído anteriormente no ocurrió o no se interpretó de la forma adecuada (es un recurso propio de Milorad Pavić, sin duda).

La historia avanza, fluye: Pavić tiene magia en su pluma. Es uno de esos autores que marcan la vida de un lector por sus historias, la forma en la que las cuenta, la originalidad de su pluma.

Otras novelas del serbio son La cara interna del viento. La novela de Leandro y Hero (Espasa-Calpe, 1993), El último amor en Constantinopla (Akal Literaria, 2000), novela-tarot; Paisaje pintado con té (Anagrama, 2000).

Encontrarse un libro de este escritor es un acto fortuito y, estoy cierto, leerlo es uno de los placeres que se desea repetir. Pavić es, pues, de esos escritores que han hecho de la literatura uno de los sitios más habitables de las bellas artes.

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