Algo hay en la literatura de los países escandinavos que enamora: acaso la sutileza y la belleza de sus imágenes, el poder de sus historias, la fuerza con la que sus personajes empujan al lector a seguir adelante. O quizá la lejanía que nos representa esa región del mundo, hallar páginas tan cálidas entre paisajes dominados por la nieve.
Esta semana mi sugerencia es una obra noruega: Salir a robar caballos (2003; Bruguera, 2007; traducción de Cristina Gómez Baggethun), de Per Petterson (Oslo, 1952).
De entrada, aun cuando se dice que un libro no se debe juzgar por su portada ni por su título, esta novela atrae por ambos.
La historia es narrada por Trond Sender, un hombre de 67 años que enviudó poco tiempo antes debido a un accidente. En busca de hacer frente a esa situación, decide instalarse en una cabaña situada en la frontera entre Noruega y Suecia, en medio del bosque, ante la inminente llegada del año 2000.
Ese lugar –lejano, en noviembre de 1999, con un manto de nieve de fondo y árboles que saludan al viento– Trond decide adecuarlo para poder vivir allí. En esa soledad casi absoluta –se hace compañía de su perra, con la que pasea–, el personaje regresa el tiempo hasta su adolescencia, a sus 15 años.
El año es 1948, tres años después de que los alemanes abandonaron Noruega durante la ocupación de la Segunda Guerra Mundial. El padre de Trond fue miembro de la resistencia contra los nazis.
En aquellos días, el entonces adolescente había entablado amistad con Jon, pero éste desaparece de su vida repentinamente; sin saber por qué, el amigo odiaba al padre de Trond.
Éste luego descubre el origen de dicho odio, la razón de esa animadversión de Jon hacia su padre. En ese descubrimiento, en las nuevas experiencias, Trond se convierte en un hombre durante aquel verano de 1948.
La novela se deja leer rápido; hay imágenes memorables, un ambiente en apariencia hostil –nieve, soledad–, pero que el autor aprovecha para hacer de tal condición una zona cálida, con los recuerdos de Trond y su imposibilidad de recibir el nuevo milenio acompañado de su esposa.
El libro no exige mucho en sí y en cambio permite una lectura agradable; no hay pretensiones más allá de una buena lectura por parte del autor. Es una novela bastante recomendable para quien gusta de historias nostálgicas, aderezadas con imágenes poéticas.
Como colofón hay que añadir que la edición en español de Salir a robar caballos corrió a cargo del grupo Ediciones B en 2007 (Bruguera y Zeta), con una traducción de Cristina Gómez Baggethun.
Además, esta obra fue galardonada con los dos principales reconocimientos literarios de Noruega: el Premio de Literatura de la Crítica Noruega y el Premio de los Libreros al Mejor Libro del Año. Su traducción al inglés, en 2006, le valió el Independent Foreign Fiction Price y en 2007, el IMPAC de Dublín.
Ahí queda la recomendación para este aún joven otoño, que se mueve entre la brisa cálida del verano y la espalda gélida del invierno.
TOMADA DE LA WEB
Per Petterson ha declarado que una de sus mayores influencias literarias es su compatriota Knut Hamsun (Nobel, 1920).
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En 2019 se estrenó una película basada en la novela y dirigida por el también noruego Hans Petter Moland.
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El prestigioso sello español Libros del Asteroide también ha editado a Per Petterson.