La Ley de Seguridad Interior es inconstitucional, va en contra de la esencia de la propia Constitución, viola los derechos humanos de la población y legaliza la militarización del país, dijo Rubén Toledo Orihuela, director de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
En el marco de las “Jornadas de la Ley de Seguridad Interior, el verdadero cambio a la paz social”, Toledo Orihuela dijo que son temas importantes que preocupan a la comunidad universitaria, “pues parece que dimos un giro después de haber reformado el artículo primero de la Constitución en 2011, esta reforma y la creación de esta norma viene a golpear severamente toda la concepción de los derechos humanos que teníamos, parece que le dimos una vuelta a esa concepción y damos un reversazo que puede traernos graves consecuencias”.
Señaló que desde hace unos años, la política del gobierno federal ha sido la de fortalecer la relación del Ejecutivo con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), desde la época del presidente Felipe Calderón Hinojosa otorgando becas a hijos de los trabajadores de la Sedena, “becas que no tienen ningún hijo de trabajadores de otra institución pública, dando prerrogativas que no tiene otro funcionario del país y eso rompe con el estado de derecho, promueve la militarización que traería como consecuencia los abusos”.
Reiteró que esta ley golpea muchos de los derechos humanos que ya están tutelados en la propia Constitución y el mecanismo para revertirla es presentar recursos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y “es el único recurso que nos queda”, acotó.
“No estamos en guerra y la pregunta es entonces por qué está el ejército en las calles. Ellos no están preparados para atender disturbios sociales y son personas que no están aún capacitadas para hacer frente a estos asuntos para lo que no están comisionados”, dijo.
Rubén Toledo consideró otra posibilidad de corregir, es que el nuevo Congreso de la Unión dé marcha atrás, “lo veo difícil ante la postura que en el propio ejecutivo asumió cuando en un doble discurso, que no entendemos por qué, primero les dice a los diputados revisen la ley y después sin que la hubieran revisado, él mismo no revisó nada”.
Lamentó que muchas iniciativas de ley se aprueben por acuerdos de las cúpulas de los partidos políticos y los legisladores están sometidos a un sistema de partidos que votan por grupo y a veces sin leer las iniciativas.
“Más que una ignorancia de la norma, es un compromiso cupular de sus propios partidos para generar los acuerdos necesarios y cuando estas leyes sin ser discutidas por ninguna (parte), simplemente pasan porque en la cúpula se pusieron de acuerdo. No está en la Constitución proponer un plebiscito, pero sería bueno, la ley pudiera no tener consensos y por eso no deja de ser ley; esta ley no es popular como muchas otras, pero ésta además de no ser popular, va en contra de la esencia de la propia Constitución”, dijo.