Desde temprana hora, la alerta roja se había encendido tanto en Plaza de Armas como en Casa Morelos porque con el rastreo informativo oficial se tenía el pulso y el nivel de encono con que salían los contingentes de aquella población de Los Altos de Morelos.
Primero se corrió la voz de que los manifestantes arribarían a Casa Morelos, donde el gobernador Marco Adame Castillo festejaba por cierto su cumpleaños. Motivo por el cual se atrincheraron las fuerzas de seguridad; por lo menos unos 150 elementos de la Policía Preventiva estatal, los denominados antimotines, cercaron el edificio en varias cuadras a la redonda.
Pero alrededor de las 10:30 de la mañana se dijo que los contingentes que venían en 45 combis, 70 taxis, dos autobuses y 25 autos y camionetas particulares irían directamente al primer cuadro de la ciudad en un número calculado para el sector gubernamental de mil 500 personas y para los manifestantes de tres mil.
Se concentraron en la plancha del zócalo, comenzaron a exigir la renuncia de dos funcionarios públicos, el subsecretario de Gobierno, Javier Bolaños Aguilar, a quien tildaron de borracho, mentiroso y demagogo, así como al delegado de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Juan Carlos Valencia Vargas, a quien acusaron de ser el principal culpable de lo que ocurre porque hasta materiales de construcción les está dando a los de Hueyapan, con quienes tienen sus diferencias.
La petición era hablar directamente con el gobernador, para lo cual dieron un término de media hora y empezaron a aplicar una cuenta regresiva; cada 10 minutos cerraban la circulación en una calle.
A la manifestación arribaron los diputados locales Fidel Demédicis Hidalgo del PRD y Luis Miguel Ramírez Romero del PAN; empezaron a tratar de calmar los ánimos, propusieron iniciar el contacto con el gobernador, mientras la multitud los insultaba en un franco rechazo a la sugerencia.
No obstante, lograron convencerlos de acceder a Palacio de Gobierno donde ya había arribado el secretario de Gobierno Óscar Sergio Hernández Benítez, que sabedor del ánimo que privaba en los inconformes, se arriesgó a enfrentarlos.
Pero apenas habían ingresado los legisladores al edificio, cuando, luego de haberlo intentado muchas veces, lograron derribar una de las rejas principales de Palacio de Gobierno en un hecho sin precedentes.
Cabe mencionar que, como ocurre en situaciones como éstas, decenas de elementos de la Policía Antimotines ya los esperaba al interior del edificio; sin embargo, cuando la muchedumbre entró, no apareció uno solo por ningún lado. Se entiende que la orden superior fue de retiro inmediato para evitar el enfrentamiento.
Centenares de enardecidos pobladores de Tetela accedieron y fueron directamente a las oficinas de Óscar Sergio. Su intención era hacer lo mismo, es decir, derribar la puerta de madera de su despacho, pero flanqueado por los dos diputados antes mencionados salió a encararlos para evitar mayores escándalos.
Aquí le gritaron de todo mientras el funcionario decía estar comunicándose con el gobernador. Pero al transcurrir los minutos se corrió la voz de que era una estrategia para ganar tiempo mientras llegaban elementos del Ejército. Fue entonces cuando la mayoría consideró que había que bajarlo a Plaza de Armas y le advirtieron, "le llega a pasar algo a alguna de nuestras gentes y los primeros en caer serán ustedes tres".
Acto seguido, se lo llevaron a la plaza pública donde continuaron los denuestos y el grito insistente de "fuera Javier Bolaños por borracho y traidor, fuera Valencia Vargas. Deben ser renunciados inmediatamente".
Con los ojos llorosos y el rostro sudoroso, Óscar Sergio buscaba controlarse, pero era claro su nerviosismo. Insistía en que hablaba con el mandatario estatal, y en su oportunidad efectivamente comunicó a Adame Castillo con la muchedumbre, y les propuso escucharlos el día de hoy a las ocho treinta de la mañana.
Muchos no aceptaban el trato, pero algunos líderes cedieron y el secretario, al advertir esta posibilidad, ordenó a sus colaboradores bajar una mesa a Plaza de Armas para comenzar la discusión de los puntos a tratar con MAC, mientras le seguían advirtiendo que estaba en calidad de detenido hasta que se sentaran con el mandatario.
Le recordaron un largo historial de desprecio en atención a este conflicto, acuerdos firmados y no respetados por la comunidad de Hueyapan. Hicieron hincapié en que el meollo del asunto es el manantial de las minas, donde dijeron, "debe dejarse el agua correr y sólo darles dos mangueras de abastecimiento a Hueyapan". Fijaron el plazo de un día -es decir, hoy-, para que esto se cumpla; de otra manera, advirtieron que irán al enfrentamiento y a resolver las cosas por sí solos.
Cabe señalar que entre la concurrencia se encontraba el alcalde de Tetela, Jorge Hernández Mendieta, de extracción panista, y cuando se les preguntó a algunos de los lugareños por él, contestaron "no quería venir, pero nos lo trajimos".
Integrantes del movimiento de resistencia de Alpuyeca en contra de la dotación de lotes al movimiento antorchista asistieron en apoyo a la protesta de Hueyapan y tomaron el micrófono para denunciar que el gobierno estatal está detrás de los invasores.
Fue hasta las tres de la tarde cuando el secretario de Gobierno fue liberado.
Por medida de seguridad, las oficinas del Palacio de Gobierno fueron evacuadas y cerradas el resto del día.
Por la tarde, se firmó una minuta de trabajo, la cual se abordará en la reunión que tendrán los inconformes con el gobernador del estado, Marco Adame Castillo.
2 comentarios
Hey
Esos Tetelas estan muuuuuyyyy peeendejos, eata cercando el Gobierno porque la razon… Compartelo!
La pregunta tambien es Y EL PRESIDENTE MUNICIPAL?, brilla por su ausencia y habilidad para gobernar su propio municipio a juzgar por los hechos.
Hey
Que pena que la Ciudadanía tenga que llegar a estos extremos, ante… Compartelo!