Mencionó que todo ello ha venido impactando en el mercado de consumo de artesanías, sobre todo de la plata, que ha multiplicado su precio en los recientes años, “estamos al filo de la navaja, hay ocasiones que no sale ni lo del día”.
Consideró que las autoridades deberían someter al orden a todos estos comerciantes, que sin demérito de sus derechos a buscar una alternativa de ingresos, entren en los padrones de regularización, porque la mayoría no contribuye como corresponde a las arcas públicas.
Para completar el cuadro, también algunos negocios de comida y bares vienen extendiéndose más allá de los límites, y han comenzado a ocupar la vía pública, “suponemos que con el permiso de las instancias competentes, pero es de entender que se trata de accesos abiertos que no tendrían porque estar ocupados”.
Estimó que se vive una especie de descomposición producto de la multiplicación de puestos de venta por todas partes, incluso de alimentos que no son precisamente de lo mejor y eso causa daño a la imagen del Centro Histórico.
Salgado Porcayo reconoció que con la remodelación hecha en el centro se ha logrado elevar el nivel de atracción turística, pero “nosotros seguimos padeciendo la falta de promoción, nadie nos quiere ayudar y es muy poco el turismo que nos visita”.
Reiteró que muchos de sus agremiados han sido obligados a bajar las cortinas por insuficientes ventas y la mayoría hace un esfuerzo por mantenerse, “sin embargo se llega a operar prácticamente con pérdidas y con la esperanza de que algún día esto vuelva a ser negocio”.
“Seguimos esperando que la Secretaría de Turismo tanto municipal como del estado nos tome en cuenta en sus promocionales, porque nosotros no contamos con recursos para hacerlo dadas las condiciones”, sostuvo.