Una empleada del reclusorio, vía telefónica, dijo al reportero que "nos concentramos en la explanada, en espera de que alguien con poder de decisión viniera a escucharnos, hasta entrada la tarde nadie daba la cara".
Luego de pedir anonimato por razones obvias, señaló que "tenemos salarios de hambre, menos de cinco mil pesos al mes, los custodios tienen que trabajar 24 por 24 horas y casi todo el tiempo están durmiendo, no tienen ánimo ni para checar salidas y entradas. Más aún, sólo son 80 elementos de seguridad para cerca de tres mil encarcelados”.
Al respecto, el secretario de Gobierno sólo dijo que no pasa nada, pero hizo énfasis en que en torno a la fuga de los seis internos, la Procuraduría General de Justicia deberá establecer las causas y posibles responsables.
Pero un custodio, también vía telefónica, señala que "hasta donde sabemos, el titular de ese juzgado a donde fueron llevados nunca los citó, en todo caso los elementos de seguridad deben mostrar la orden, pero no hay".
Y agregó que "el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Ricardo Rosas Pérez, ha venido permitiendo la operación de ese juzgado en la parte externa del reclusorio, no cuenta con elementos de seguridad, de tal manera que tarde o temprano se tenía que presentar esta fuga".
Pero tanto la empleada como el custodio afirman que "ésta es una bomba de tiempo, puede haber un motín de un momento a otro, porque los ánimos entre reos y trabajadores andan muy caldeados".
Finalmente, estiman que necesariamente en la fuga de presos "debió haber un complot, porque para cualquier diligencia las autoridades superiores, entre ellas la dirección, tiene que dar el visto bueno y eso parece no haber ocurrido".