Las ciudades son el mayor invento del ser humano, ellas suponen el principal desarrollo, bienestar, riqueza y conocimiento de todo un país.

Vivir en la ciudad trae grandes ventajas, pero también desventajas, principalmente el estrés extra de nuestras vidas diarias. El estrés de la ciudad llega a nosotros a través del tráfico, las prisas, el flujo intenso de personaS, el incorrecto perfil urbano, pero sobre todo del ruido que todo esto genera. En consecuencia, el Siglo XX creó un nuevo concepto urbano denominado “supermanzanas” un concepto para hacer de las ciudades un mejor lugar donde vivir.

La supermanzana se ha considerado el proyecto más revolucionario y factible para aplicar a las ciudades de hoy en día. El termino se le atribuye al urbanista español Salvador Rueda, director de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona y fue en el año de 1987 cuando se escuchó por primera vez. Rueda centró el término en la ciudad de Barcelona, España. Ahí identifico la mayor problemática, el ruido que superaba los 55 decibles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y fue así como empezó el desarrollo investigativo para fundar la supermanzana.

Entonces ¿Qué es una supermanzana?

Empecemos por definir “manzana”. Acorde al urbanista Ildefons Cerdà en 1859, definió a la manzana como la agrupación de viviendas emplazadas en un cuadrante de alrededor de 113 por 113 metros de lado y en donde sus esquinas se recortan en chaflán formando un octágono en su base. Su centro, en este caso interior, sería destinado para las actividades sociales de los usuarios, caracterizado por áreas verdes, terrazas, plazas, parques, caminos peatonales, entre otros.

Teniendo en cuenta qué conforma una manzana, la supermanzana es nada más que la superposición de nueve de estas manzanas, con una medida estándar de 400 metros por lado, creando un cuadrante de vecinos en donde su interior o espacio público represente el 75% de la superficie. Cada supermanzana está destinada a una densidad de seis mil habitantes. En estas supermanzanas, el tráfico motorizado “interior” solo estará permitido para uso exclusivo del residente, con una velocidad máxima de 10 km/h, o para carga y descarga de artículos. El tráfico denso y ruidoso quedara excluido de la parte interior de la supermanzana, ya que las vialidades principales para automóviles y transporte público masivo quedara en la periferia.

El sistema prioriza al peatón, a la habitabilidad confortable y sin ruido del espacio público; al confort térmico, gracias a la vegetación y a la disminución de superficies sin vida; a la interacción social entre etnias, culturas, religiones y clases sociales; a la creación de tejido social; a la diversidad de actividades económicas, asociaciones e instituciones para que atiendan las necesidades y den servicio a los residentes y también al modelo de ciudad del conocimiento; al uso adecuado de otros medios de transporte no motorizados, teniendo en cuenta que la conexión con la ciudad está a menos de 400 metros de distancia, permitiendo su traslado ya sea caminando o en bicicleta en la mayoría de los casos. En conclusión, cada supermanzana se configura como una “pequeña ciudad” diversa, igualitaria y equitativa.

Ahora les pregunto ¿creen ustedes que sea posible un proyecto de supermanzana en la ciudad de Cuernavaca, Morelos?

TOMADA DE LA WEB: https://www.spanish-architects.com/es/architecture-news/destacados/la-supermanzana-una-vieja-conocida-para-la-ciudad-de-barcelona

FOTOGRAFÍA: Supermanzana del Poblenou, Barcelona. Foto: Andrea Pala