¿Qué transita por sus venas, esa bandota, fiel al más leído? Como siempre! ¡quiubo! ¡Eso es todo! Pero ya que ando vestido de rojo, los invito a que lo que transite, sea ese biológico y aprovecho la "calumnia" de hoy para sugerirles que no se dejen influenciar por el "canto de las sirenas." (información tendenciosa). Hay que vacunarse, mis brothers, seamos conscientes de que cuando menos tendremos una mayor protección para "trenzarnos" con el tenebroso bicho causante del covid 19. Cuando menos el "arrastrón" será menor. Ahí se las dejo de tarea, ¡aquí su charro solo sugiere, ya sabanas pa’ que colchas, ¡pa’ que ni se me pongan perros!
La "calumnia" de hoy precisamente en medio de esta endemoniada pandemia la dedico a todos aquellos (as) que en ese afán de conseguir volumen muscular se inician en el fatídico proceso del consumo de esteroides... ¡agujetas! porque los "encajuelan", brothers. El uso de derivados de la testosterona pone en riesgo la vida de quien los consume. De entrada, les corro el rimel de lo que estas perniciosas sustancias pueden generar. Si por ahí existiere alguna malformación celular que se encuentre "dormida", buscaría satisfactoria cabida en aquel que utilice cualquier tipo de hormonas (buzas caperuzas también aquellas nenas que le tupen a los anticonceptivos y a la píldora del día después).
Los esteroides son precisamente hormonas artificiales, derivados de la testosterona, que en un lapso menor promueven un incremento en la masa muscular, acompañado de una baja en el nivel de grasa corporal. ¡huuuuy!, ¡de agasajo!, ¡sí! pero, ¿a costa de qué? ¡De un cáncer de los más perros, porque habrá que recordar, querido lector, que los derivados sintéticos de la testosterona promueven la construcción de tejidos porque hay una mayor capacidad de asimilación proteica que desencadenará crecimiento de las células que pudieren estar en un proceso de malignización (¡perdone que me aferre y le insista su majestad!) junto con las habituales y terroríficas ramificaciones propias de la enfermedad del siglo. ¿Ah,verdad? Se quedó usted chato, mi lector.
Bueno, pus agujeta, ¡pongase ching-wong! no sea que me lo acaben mandado a maquillaje para que no se vea tan demacrado luego de que le pongan la pijama azul marino (es típica costumbre- al menos en nuestro país-que cuando alguien muere lo vistan o con un traje azul marino o de color negro) en el momento de la despedida.
Desgraciadamente, en el deporte se utilizan indiscriminadamente; en el fútbol soccer, en el fútbol americano, en el fisicoculturismo, por supuesto, bueno hasta en el béisbol. A propósito, ¿cómo la "beisbolea", mi lector?
Hoy en día hay sustancias que literalmente "borran" en el momento en que se lleva al cabo un antidoping, justamente para detectar la presencia de algún tipo de sustancia prohibida. ¡Así las cosas! El punto es que los deportistas tienen que entender que las vías artificiales pueden resultar el camino más peligroso; la inmunodepresión sí y lo reitero mis carnales ¡la inmunosupresión! la baja de defensas es un hecho consumado que el usuario de esteroides sufre, así también el consumidor vive una completa baja de defensas que lo imposibilitan ante el ataque de cualquier radical libre, pueden ser victimizados hasta por el más inofensivo de los virus. ¡Pilas! antes de que se los cargue el payaso.
¿Y qué les cuento en la parte anímica que sufre el consumidor? Verdaderos y auténticos monstruos con una inestabilidad emocional que los lleva de la "euforia" al apabullamiento total provocado por el daño al sistema nervioso central afectado por el psicoactivo, ¡imagínese cuate lector si así andamos como locos deambulando por esta jungla del asfalto y ya con un "chocho" arriba sentimos que nos excretamos en el mundo entero y que apagamos la lumbre a flatulencias.
Para cerrar, cuates lectores, es multifactorial el daño provocado por estas macabras sustancias. Preferible utilizar las alternativas naturales, nuez, cacahuate, pepitas, almendras, avellanas, piñones, excelentes precursores de testosterona, ¡frutos secos, pues! La práctica de la sentadilla, en el caso del fisicoculturista, es el mejor recurso, según este que escribe, para ayudar a despertar tan siquiera un poquito más la producción natural de testosterona ¡Ah! y por supuesto pegarle con frecuencia a la "caja de los muñequitos". Ahí se las dejo de tarea, se despide de ustedes su reporñerazo favorito.