Fue despedida del Inegi y solo encontró empleo como chofer de plataforma.
“Para mí, esos cinco minutos fueron el infierno y desde entonces no realizo ningún viaje a la colonia Lázaro Cárdenas de Temixco”, narró María Cinthia, quien trabaja como conductora de Didi -un servicio de transporte que se ofrece por medio de una aplicación de teléfono.
La mujer contó que hace un año realizó un servicio a esa colonia y cuando dejó a su cliente, recibió la notificación a su teléfono celular de otro viaje en esa misma zona. Aceptó porque estaba a unas diez cuadras de su próximo cliente, pero cuando avanzó, dos hombres a bordo de motocicletas le cerraron el paso y le preguntaron a dónde se dirigía.
“Les dije que doy el servicio de Didi y que iba por un cliente. Me dijeron ‘te vamos a seguir y si no vas por alguien ya te cargo la chin…’, así, con groserías. En el camino compartí mi ubicación con mi familia para que me siguieran por el GPS y me alcanzaran por cualquier cosa. Los hombres se fueron cuando vieron que sí fui por una persona y no pasó nada, pero esos cinco minutos fueron el infierno de no saber qué me podía pasar”.
Por esa mala experiencia que vivió, María dijo que trata de no aceptar viajes a colonias peligrosas que se ubican en Temixco, Emiliano Zapata y Cuernavaca, aunque no puede cancelar tantos servicios porque la plataforma castiga a los conductores con la suspensión de su cuenta de uno a tres días.
La entrevistada trabaja como chofer de plataforma porque no encontró empleo relacionado con sus estudios en Administración de Empresas, tras su despido del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) cuando empezó la emergencia sanitaria por covid-19.
“Cuando me quedé sin trabajo tuve que empezar a trabajar en esto, porque aun cuando soy profesionista no hay empleo y los pocos que hay ofrecen salarios muy bajos. También por la edad no me aceptan, pero yo sigo enviando mi currículum a empresas “.
María trabaja alrededor de doce horas para obtener unos mil 500 pesos semanales, libres de combustible.