“Siempre recordaremos con cariño a nuestro querido amigo El Chamilpa”.
Costó trabajo sacar el cuerpo del Chamilpa del fondo del rincón donde tenía su “casa” y a donde sus amigos lo iban a llamar para que hiciera algunas tareas, como barrer algunos locales del tianguis o buscar cosas para reciclar, para venderlas y sacar para medio comer y beber. Callejón o privada Del Fresno, se llama, y está en el pueblo de Chamilpa.
Había dos perros junto al cadáver. La perrita, que resultó que estaba embarazada, fue la primera que salió cuando la llamaron; el otro, el Negro permaneció al lado de los restos humanos. Quienes conocían al difunto y al perro persuadieron al can para que saliera del lugar y éste salió por la parte trasera de la guarida.
Eran cuatro: dos muchachos y dos muchachas de Funerales Mitlanzin. Una de ellas, muy joven, hacía esfuerzos por sacar del lugar lo último que quedó de este hombre que en otros tiempos fue líder de Chulavista y formó parte de la ronda de Chamilpa. Pocos sabían que se llamaba Joel.
Cerca de veinte curiosos, que conocían al difunto, miraban desde una distancia prudente.
Durante las maniobras un fuerte olor a muerto salió de la guarida cuando el cuerpo quedó expuesto.
La chica, con guantes, lo tomó de las muñecas muertas y junto con los tres chavos logró ponerlo en posición recta. Así pudieron meterlo en la bolsa negra. Una vez que hicieron esto, lo subieron a una camilla desgastada y pasaron entre la basura: electrodomésticos rotos, bolsas negras, pedazos de silla, ropa mojada, latas; varias botellas de plástico de alcohol del 96, muy, pero muy limpias.
Había momentos en que parecía que aquello se trataba de un parto.
Mientras esto ocurría, un amigo del fallecido, ebrio, hablaba de él:
-Estaba enojado porque le había robado el diablo a la Maricela…
Una vez que los trabajadores funerarios pasaron por aquel caminito, que el Chamilpa caminó un día antes, muy ebrio y adolorido, según contó su amigo, lo subieron a la carroza pobre.
Esto ocurrió el miércoles, 16 de junio de este año, a las 6:19 de la tarde.
Uno de los empleados de la funeraria preguntó al hijo del difunto datos. Mientras anotaba, repetía en voz alta:
-Cirrosis hepática. No fiebre, no hipertensión, no diabetes…
Una mujer -que había cooperado para los funerales horas antes, cuando se pidió ayuda en el tianguis- apagó dos veladoras encendidas al pie de una ceiba espinosa, las cogió, las puso en su regazo y se marchó.
De pronto apareció el perro negro, olisqueo el lugar y se perdió en el patio.
Cuando todos se retiraban se podía observar lo que una vez fue un carrito de metal de tacos; ahora sucio, oxidado, en medio de la basura, rotulado:
“Taquería Chamilpa. Otra vez tu. Pastor Surtida Tripa Suadero Trompita Longaniza Alambres Refrescos Aguas frescas Cebollitas”.
De regreso por la avenida Defensa Nacional, Andrés alcanzó a ver al Negro, caminando desorientado:
-Ahí va, míralo, está buscando a su amigo el Chamilpa.
JOEL
Joel Díaz Rubio es recordado como una persona servicial, preocupado por lo que ocurría en su comunidad, muy solidario.
Rodrigo Morales Vázquez platicó que conoció a Joel desde hace muchos años en Chulavista.
"Él andaba allá de líder, andaba en los programas sociales ayudando a la gente. Me contó que llegó a tener algunos negocios, supuestamente trabajó para Tacos La Gringa y él levantó ese negocio. Luego vino para Chamilpa, tuvo una tienda y luego un puesto de tacos”.
Rodrigo relató que siempre fue muy acomedido: si pavimentaban una calle ahí estaba a él ayudando, o cuando eran peregrinaciones de la Virgen él ayudaba.
Trabajó de todo, finalmente comenzó a pepenar y le llevaba al centro de acopio cosas recicladas y Rodrigo las paga: con eso podía comer y beber, al último el Tonayán ya no le hacía, tomaba alcohol del 96, directo.
Luis Andrés Morales Aguilar, amigo suyo, lo recuerda también como un hombre respetuoso y acomedido.
Fue comandante de la Ronda de Chamilpa, tuvo una taquería. Ayudaba a quien lo necesitar y era muy respetuoso con la gente. En el tianguis ayudaba y se le quería mucho.
"Me acuerdo cuando se le quemó su casa, todos lo apoyamos. Él me saludaba diciendo: ‘Ese jovenazo’. Siempre recordaremos con cariño a nuestro querido amigo El Chamilpa. Otra vez tú, otra vez yo".