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Trabajolics


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¡Otra vez! ¿Van a Querétaro? ¡Porque, se Acámbaro brothers queridos! Así que "poniéndole ruedas", poninas dijo popochas. ¡Atásquense ahora que hay lodo! A propósito banda, esta "calumnia" la dedico a aquellas y aquellos lectores y lectoras mexicanas que se han convertido en "trabajolics", en el "gabacho" los llaman "workoholics", otra adicción que hoy en día acaba con muchísimos hogares morelenses y de otras muchas latitudes, otra adicción que como cualquier otra desatiende otros muy importantes departamentos de nuestra vida.

Hay que recordar, querido lector, que las adicciones sólo son "detonantes" de diversas circunstancias "no resueltas" en nuestro historial de vida.

El alcohólico detona "chupando" compulsivamente, el comedor compulsivo detona comiéndose hasta el refrigerador, el adicto al sexo detona pegándole con singular alegría a la "caja de los muñecos". Detona pues, en una constante y permanente actividad sexual día y noche, desatendiendo -subrayo- departamentos o áreas de nuestra vida que solicitan también atención.

En el caso de la adicción al trabajo poco se puede hacer, porque desde luego el empresario o patrón está feliz toda vez que el individuo que trabaja compulsivamente generará mejores resultados ¿pero qué es lo que lleva al individuo a trabajar incesantemente?

Está más que claro que quien padece una adicción es inestable emocionalmente y el inestable emocional goza de una baja autoestima. Busca entonces el individuo en cuestión "llenar" esos huecos de manera negativa. En muchos de los casos, quien se ha recuperado de la adicción a alguna sustancia, dado que las adicciones, dicen los expertos son "sustitutivas", encuentra otra fijación.

Entonces quien dejó el chupirul o el fifí, por citar algún tipo de adicción, al no trabajar adecuadamente con el programa de rehabilitación de AA y algunas otras terapias aleatorias vive lleno de ansiedad, ansiedad que canaliza justamente trabajando compulsivamente.

Si bien es cierto que como seres humanos somos gregarios por naturaleza, requerimos de vez en cuando del reconocimiento de los demás ¡claro! aquel que diga lo contrario es un ególatra, precisamente porque se mofa de que no necesita de nada ni de nadie ¡ja ja ja ja. ¡Qué no me la inflame!

Es importante sentirnos aceptados, es real que solicitamos comprensión, que la pareja le diga a usted, mi brother, "te quiero", así como nosotros también se lo hagamos saber no sólo con actitudes ¡ojo! también hay que decirlo ¡Cómo no! partiendo de esa "necesidad" natural el individuo inestable emocionalmente, el habitual consumidor de conductas obsesivo compulsivas buscará alguna de esas emociones de forma negativa.

¿El trabajólico o adicto al trabajo qué busca entonces? Reconocimiento, desde luego una mejor postura laboral, poder, aunque al ratito de tanto trabajar y desatender las habituales horas de comida, el único poder que le va a poder quedar es el poder... ¡pero el poder defecar!

El punto medular, mis brothers, para resolver las conductas obsesivo-compulsivas es buscar el equilibrio ¡sin más! si es que deseamos obtener sanidad mental.

La sobriedad del individuo podría lograrse mediante el equilibrio de nuestras actividades, que incluyen descanso, atención a nuestra pareja, a nuestros amigos, tiempo para nosotros mismos para reflexionar. Los grupos de "autoayuda" que practican el programa de AA, que incluye doce pasos y doce tradiciones sirve para "trabajar" con cualquier tipo de adicción.

Hay adicciones como esta que le comento que "no daña" como el consumo consuetudinario de alcohol y drogas. La adicción al trabajo o la adicción al sexo difícilmente se podría tratar a la primera, no es mal visto por la sociedad por ejemplo.

Al contrario, la gente dice ¡oye, qué trabajador es fulanito! El empresario está feliz por supuesto; y la segunda es difícil de tratar porque nadie va a aceptar que tiene un problema relacionado con el sexo. Estas dos adicciones se vuelven "invisibles". Hay que recordarle a mi distinguido lector que el etílico es "grosero", las drogas son unas peladas, también la sociedad repele este tipo de adicciones, caso contrario a las dos anteriores que por su estructura resultan del tipo "legal".

Me despido, flota querida, no sin antes recordarles que todo en la vida solicita de un equilibrio, hay que "chambear", sí, pero lo suficiente, no desatienda usted a su vieja porque al ratito le comen el mandado, hay que atender también a los cachorros, máxime hoy en día que nuestros niñitos ya viven historias que no corresponden a su edad ¡buzo caperuzo! ahí se las dejo de tarea. ¡Hasta la próxima!

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Mario Villa

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