¡Qué Pachuca! Otra vez me les voy Ricky por la banqueta, ¡llegando el payaso y haciendo circo! ¡Hasta que truenen los engranes de las rotativas del más leído! Es más, hasta que avienten aceite y avienten humo. El día de hoy me quito el de charro y me visto de gala para pasar "a la báscula" a los famosos "refresquitos" diabólicos. Así que almejas porque de no hacer lo propio les dan pa’ tras ¡agujetas!

Hay que decirlo, el consumo de bebidas "energéticas" ha inundado los mercados internacionales. Con eso de que también estamos inundados de neurosis, los diabólicos refresquitos logran posicionarse en el mercado sin restricción alguna, aprovechando por supuesto la "sintomatología" del neurótico, que encuentra irreal alivio en este tipo de bebidas que los lleva a la "fuga" , motivados dizque para "liberar esa ansiedad". Sin temor a excretarla, brothers brothers, los que consumimos los diabólicos brebajes (porque de repente yo también, de vez en cuando ¡me aviento mi "Rey buy" como dice mucha banderita).

El tema, brothers, es que nos estamos enfrentando a verdaderos y auténticos bombazos de cafeína, mi lector, capaces de dañar física y emocionalemente pa’ que mejor me entienda su majestad ¡al más pintado le acaban haciendo una fiesta!

Máxime -reitero- si el consumidor es un individuo que tiene por ahí "escondidito" algún tipo de padecimiento de tipo cardiovascular, hipertensión arterial, por ejemplo, arritmia cardiaca, hiperexcitabilidad, por citar algunos cuantos males. Los fabricantes, sin "empacho", no se bajan de su macho avalando que sus componentes no causan daños a la salud, asegurando que no tienen ningún tipo de efecto secundario "siempre y cuando el individuo se mantenga bien hidratado".

Imagínese mi lector, en algunos países se han atrevido a llamarlos ¡suplementos alimenticios! ¡no Mouse Mickey! que porque contienen carbohidratos y vitaminas en su fórmula, no me la inflamen!

Además que quede claro ¡eh! "your majesty" (su majestad) no le vayan amargar el piloncillo, por ningún motivo debemos creer que estos "chesquitos" son bebidas hidratantes como las que suelen consumir los deportistas para que el organismo recupere la deshidratación, la baja de sales. Las "smart drinks" no contienen electrolitos, ni sodio, contienen taurina, un aminoácido que finalmente es el que viene a atenuar el bombazo de cafeína que ingresa a nuestro organismo, según los fabricantes, que afirman que estudios médicos avalan que sus componentes no generan ningún tipo de efecto secundario, ¡salvo que se mezcle con alcohol! Pero hay que recordarles a los señores fabricantes que no es lo que usualmente se debiera anunciar en las etiquetas. La otra es que los consumidores hacemos caso omiso (basta con recordar su majestad que nuestra querida banda ni siquiera el hábito de la lectura tiene, ¡mucho menos van a leer lo que dicen las etiquetas de cada producto que consumen! peor aún si cobra el efecto mercadológico deseado que refiere que un "no" es "sí" (un "poquito" como lo que sucede con las mujercitas cuando dicen "no" es que "sí" y viceversa).

En el mercado de las bebidas esto lo podemos comprobar mi brother. "Nomás" acuérdese del "nada con exceso, todo con medida".

El punto medular de mi "calumnia" es que no debemos abusar de estas bebidas, acuérdese que podríamos evitar desde una desagradable taquicardia hasta roturas de un aneurisma cerebral. No podemos tampoco hacer a un lado la posibilidad de alterar el estado de ánimo con la ingesta en demasía de las prometedoras "pócimas de la alegría".  Ahí se la dejo, cuate lector, como dicen ¡cada quien sus chicles", cada quien pa´su santo, cada quien tenemos nuestra mejor decisión, pero reitero, abusados porque los "desinflan" y peor aún si el endemoniado refresquito lo acaban combinando con un "tlapehue" (bebida alcohólica).

¡Truchas, porque en una de esas se pelan de casquete corto! ¡Nos topamos a la próxima!