Trabaja todos los días porque no se acostumbra a estar en su casa.
“Es una gran satisfacción ser taxista. Tengo el trabajo que siempre quise, estudié un año de preparatoria pero mi sueño siempre fue el taxi”, contó Gerardo Toyama Sánchez, cuya experiencia en el sector transporte es de 30 años.
Don Gera -como le dicen sus conocidos- asegura que su jornada laboral empieza a las cuatro y media de la mañana y termina a las siete de la noche y trabaja de lunes a domingo porque no está acostumbrado a estar en su casa haciendo nada.
Su experiencia frente al volante es de 25 años como chofer de taxi y cinco años como operador en la Ruta 1.
Como taxista, dijo, ha vivido muchas experiencias y la que más recuerda es el asalto que sufrió hace diez años a manos de una pareja de la tercera edad, que a punta de pistola le quitaron 100 pesos.
“Esas personas pidieron el servicio de Cuernavaca a la glorieta La Luna y en el camino el señor, que tendría unos 90 años de edad, me dijo que mejor los lleve a Cuautla y les dije que sí, pero cuando vieron que saqué dinero para pasar a cargar combustible en la gasolinera, unos metros adelante el hombre sacó una pistola y me exigió que le entregue el dinero”.
Para su mala suerte -abundó el chofer- más adelante había una patrulla, por lo que los denunció y fueron detenidos. Sin embargo, aunque fueron puestos a disposición del Ministerio Público (MP) al poco rato los dejaron en libertad por ser ancianos.
Don Gera también recuerda dos historias tristes. Una de ellas es la de su cliente Yadira, a quien durante tres años llevó al hospital para su tratamiento de hemodiálisis.
En abril de 2020 -recuerda- la fue a dejar al hospital y a manera de despido le dijo “que le vaya bien, que Dios la acompañe”, pero no imaginó que la vería por última vez. A su clienta la entubaron y una semana después falleció a consecuencia del covid-19.
Otro de sus clientes a quien también llevó al hospital también falleció contagiado por el virus. Aunque don Gera no se contagió en su familia hubo dos pérdidas.
“La pandemia me dejó una gran lección y es que debemos protegernos entre nosotros, porque esta enfermedad existe, pero a la fecha mucha gente no cree. Yo lo viví con mis clientes y en mi familia unos tíos fallecieron en diciembre pasado”.