Con la pandemia temió contagiarse durante el traslado de cuerpos.
Francisco, con trece años de trabajar como chofer de taxi en Yautepec, desde hace ocho combina esa labor con su empleo en una funeraria a donde lo invitó su padrino de bautizo- como chofer de las carrozas para el traslado de cuerpos.
Aunque al principio su labor solo era de chofer, después tuvo que ayudar a cargar los cadáveres, porque la persona que hacía este trabajo no podía sola.
"La primera vez que la señora que cargaba los cuerpos me pidió ayuda le dije que no. Me negué porque yo fui contratado para manejar y le dije 'no conozco a la persona, no me vaya a jalar las patas; no tengo necesidad de estarlo cargando', pero no me quedó de otra y tuve que ayudar".
Después empezó con otras labores dentro de la funeraria, como asear los cuerpos, peinarles el cabello y lavarles los dientes.
Desde el 2013, Francisco ha trasladado cuerpos de personas que perdieron la vida en Morelos, pero son originarios de estados como Puebla y Guerrero.
Sin embargo, cuando llegó la pandemia de covid-19 dejó este trabajo por temor a un contagio -ya que trabajaría de manera directa con los cuerpos de fallecidos por esa enfermedad- y se dedicó de lleno al taxi.
Contó que en la funeraria ha embalsamado el cuerpo de muchas personas, incluso, de sus amigos. De todos, el que más recuerda es el de un bebé de ocho meses de nacido que murió a consecuencia de los golpes que le dio su padre.
Describió este caso como un suceso muy triste, tanto que cuando lo platica se le rompe el corazón, porque era un angelito y el único error que cometió fue llorar. El padre del pequeño fue detenido por homicidio y tiempo después murió en la cárcel.
Su primer trabajo como chofer en la funeraria, narró, fue trasladar a Guerrero el cuerpo de una persona que falleció ahogada. Ese día, aunque fue un trayecto de más de cuatro horas, no sintió miedo porque solo condujo.
Sin embargo, relató que en otra ocasión sintió una extraña sensación que le impidió caminar cuando se levantaba de su cama, por lo que recurrió a un centro donde le realizaron una limpia, porque días antes una persona le dijo "traes un buen de muertos".
Desde entonces y antes de salir de su casa, Francisco reza un Padre Nuestro para que regrese con bien.
“Me he ido a limpiar. He recurrido a esos centros que dan protección porque muchos de los cuerpos que preparamos son asesinados y otros fallecieron en accidentes. Yo hago mi trabajo con respeto y nunca me refiero a ellos como a un muerto sino a un cuerpo sin vida y tal vez por eso no me han asustado en mi jornada como taxista”, asegura.