Taxista dice que antes de empezar su jornada se encomienda a Dios para regresar con bien.

“En el Cañón de Lobos se apareció un niño a la orilla de la carretera y lo raro es que no se le veía el rostro; estaba flotando porque tampoco se veían sus pies. Esa madrugada sentí mucho miedo y no me detuve hasta que llegué a la Joya, ahí bajé la velocidad al carro y respiré profundo”, narró Antonio.

Además de este suceso paranormal el trabajador del volante contó que hace tiempo también se le apareció un hombre en la orilla de la autopista México-Cuernavaca a la altura del tramo conocido como la Pera.

Ese día venía de la Ciudad de México con un cliente cuando se cruzó la silueta de un hombre. Antonio no comentó al respecto para no asustar al pasajero, pero este preguntó si también vio al fantasma y el taxista asentó con la cabeza.

En otra ocasión -dijo- presenció la aparición de un monje que flotaba en el aire a media carretera en el poblado de Tepetzingo, Emiliano Zapata, muy cerca de una pequeña ruina que parece ser una capilla.

Señaló que estos acontecimientos han ocurrido alrededor de las dos y tres de la mañana, y aunque trata de no prestar tanta atención para no sugestionarse admite que sí ha sentido temor, por lo que cada mañana antes de iniciar su jornada laboral se encomienda a Dios.

“No me da miedo pero sí voy pensando en que tal vez los vuelva a ver. Aunque hasta ahorita todo ha estado tranquilo y trato de no estar pensando en esas cosas. A veces con los compañeros platicamos de lo que vemos en la carretera y le buscamos el lado gracioso”.