Afirma que en Tlahuapan un pasajero le pidió cuota.

Armando Martínez asegura que aunque ha sido víctima de la violencia en varias ocasiones, no cambiaría su trabajo como chofer de taxi, porque le gusta esta labor y está feliz.

El entrevistado afirma que desde su experiencia como trabajador del volante puede asegurar que la delincuencia ha crecido mucho en el estado, por lo que ahora es selectivo con los clientes y no presta el servicio a cualquiera.

Al respecto, narró que hace cuatro años dos sujetos lo abordaron en el crucero de Teopanzolco con dirección a Jiutepec y durante el trayecto lo asaltaron.

“Me dieron diez puñaladas, me hicieron una perforación de pulmón y en otro asalto me metieron a la cajuela del carro. También he conocido a personas que se suben al taxi muy contentos porque dicen que son sicarios y piden cuotas”.

Para los trabajadores del volante -señaló- es algo que no esperan porque ellos prestan el servicio de transporte de buena manera, pero algunos clientes se suben con otras intenciones, como en Tlahuapan, donde un sujeto lo abordó y le dijo “vengo por la cuota, trabajo de sicario”, contó Armando.

Sin embargo, afirmó que a pesar de todo lo que le ha ocurrido no le da miedo seguir trabajando como chofer de taxi, pero ha tomado sus precauciones. Por ejemplo, ya no labora a altas horas de la noche.

“Antes se me hacía fácil llevar a cualquier persona, los veía en la calle y no les podía negar el servicio, pero ya no es lo mismo. Ahora tenemos que elegir a los clientes y trabajar menos horas por la inseguridad”.

Armando afirmó que está feliz de ser taxista y no lo cambiaría, porque le gusta su ocupación, entre otras cosas porque le da oportunidad de conocer diversos lugares.