Por ese incidente tuvo que pagar 150 pesos
Carlos se dirigía a entregar un pedido de alimentos a la colonia Lagunilla, en Cuernavaca, cuando su motocicleta resbaló y el plato de pozole que llevaba dentro de su mochila de repartidor se cayó, por lo que -dijo- pagó 150 pesos de la comida, debido a que el cliente no recibe el producto dañado.
“Ese día iba manejando por una calle que está bien fea (sic), me resbalé, la mochila se fue de lado y cuando la abrí para ver la comida el plato estaba de lado pero no se cayó todo el pozole, así que me lo comí porque de todos modos lo iba a pagar”.
Este incidente, señaló, lo comunicó con el área de soporte de la plataforma para que esta genere una nueva orden y el cliente no se quede sin su comida.
De su labor contó que se registró hace cinco meses y trabaja de tres a cuatro horas porque tiene un empleo estable. Dijo que hay días en los que le va bien y obtiene buenos ingresos, pero también hay días en los que espera más de dos horas para recibir una solicitud de entrega de alimentos.
Por ejemplo, refirió, ayer empezó a trabajar a las diez de la mañana, y hasta el mediodía solo había realizado un servicio.
Respecto al convenio que firmó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con las plataformas digitales, dijo que a los repartidores de alimentos sí les hace falta el seguro social porque están expuestos a sufrir algún accidente.
“No tenemos seguro y si se dañan las cosas lo tenemos que pagar, puede pasar que se tire la comida y aunque no es intencional, lo tiene que pagar el repartidor”.