Los materiales, productos y sistemas constructivos han ido evolucionando y con el tiempo se han convertido en parte esencial del proceso creativo y constructivo, técnicamente hablando.

Las tecnologías son la mayor influencia para los materiales tradicionales, hoy en día se puede considerar a un robot como parte de la materia prima o encontrar materiales sensibles e inteligentes al medio ambiente, así como materiales impresos en 3D totalmente útiles para la construcción de un edificio. Pero, desde mi perspectiva, hay algo que no nos cuentan de todo este “tsunami” de información y tecnologías y es que es precisamente la perdida de la esencia tanto humana como del material en sí.

La pandemia nos hizo entrar en una rápida y constante era digital que ha llevado a la construcción a innovar en donde jamás lo habíamos hecho. por lo tanto, la innovación se ha centrado en la inteligencia artificial y no humana, como mencione anteriormente, Y eso hace que los nuevos materiales pierdan identidad y esencia.

En toda esta “innovación de la construcción” nunca se menciona a la imaginación como herramienta de construcción social, y me refiero social porque la imaginación junto con los materiales son los que dan la identidad y esencia a un pueblo.

Por poner de ejemplo, mencionaré a Tepoztlán, Morelos, un pueblo erigido sobre piedra volcánica y es exactamente esta piedra la que da identidad al pueblo, porque es el recurso más económico y sustentable de esa región.

Jorge Luis Borges nos decía… “Pensar, analizar, inventar, no son actos anómalos, son la normal respiración de la inteligencia”. Esta inteligencia es la que abre nuevos paradigmas, es el objeto que transmite la esencia genuina de los acontecimientos de un contexto, del material que lo evoca, porque si de alma hablamos el material es el que más alma tiene. Un tabique de adobe en su representación física es un bloque rectangular comprimido por una serie de aditivos naturales. Sin embargo, para su realización tuvo que existir una mente creadora que pensó y analizó en la mezcla correcta de materiales.

En pocas palabras, innovó con los recursos del territorio, hubo un trabajo detrás de cada bloque, hubo pasión y amor por mejorar las condiciones de aquellos habitantes y es justamente esto a lo que yo le llamo “la esencia de los materiales”.