Roberto afirma que ha pedido varios préstamos.

Antes de que llegara la emergencia sanitaria Roberto Monroy trabajaba en su despacho de abogados, que abrió hace 16 años. Sin embargo, dijo que la crisis económica lo obligó a buscar otra actividad y en lo primero que pensó fue en trabajar como chofer de taxi, porque se obtienen ingresos diarios.

Contó que la idea de trabajar como taxista fue porque pensó que sus ingresos económicos le alcanzarían para mantener a su familia, pero ahora ha visto que no es tan fácil como parece, pues tiene que trabajar largas jornadas para llevar por lo menos 200 pesos a su casa y juntar otros 200 para entregar la cuenta a su patrón.

“Yo soy abogado y tenía mi despacho, pero cuando llegó la pandemia tuve que buscar otro empleo donde pueda obtener dinero al día para mantener a mi familia. Sin embargo, estoy viendo que es muy complicado trabajar como taxista, no hay gente, y a veces hay que trabajar hasta catorce horas para poder juntar dinero y comprar por lo menos frijoles y tortillas”.

El trabajador del volante refirió que se ha encontrado con clientes que se niegan a utilizar el cubrebocas con el argumento de que el coronavirus no existe, pero explicó que no puede darse el lujo de negar el servicio a esas personas, porque hay días en los que con mucho esfuerzo logra realizar quince viajes.

Además, señaló, en lo que va de la pandemia ha tenido que endeudarse para salir adelante.

De acuerdo con el entrevistado el último préstamo que pidió fue de dos mil 800 pesos para pagar una multa que le aplicaron elementos de tránsito, porque en su día de descanso viajaba con su familia y no llevaban puesto el cubrebocas.