Afirma que valora más poder disponer de su tiempo sin pedir permiso a nadie.
Alfredo Martínez es checador voluntario de rutas y vive solo de las propinas que le dan los choferes a los que orienta sobre los tiempos de cada unidad, pero el dinero que reúne no le alcanza, lo que le ha obligado a vender dulces para obtener un ingreso extra.
El entrevistado asegura que al día registra el paso de alrededor de 300 unidades de diferentes rutas, pero hay días en los que solo unos 100 choferes le dan entre uno y dos pesos, y otros de plano ni un centavo.
“Los ingresos varían mucho porque a veces me llevo 200 pesos y otros días es menos. Es muy variado, pero me gusta estar aquí, porque siempre tengo aunque sea 100 pesos y también porque puedo disponer de mi tiempo”.
Aunque su esposa le ayuda con los gastos de su hogar, admitió que por la pandemia tuvo que endeudarse y en enero empezó a vender dulces para obtener otros ingresos.
Refirió que tiene tres años como checador y que, a pesar de que por la contingencia sanitaria sus ingresos han disminuido, no ha pensado en buscar un empleo formal, pues considera que las empresas obligan a sus trabajadores a laborar largas jornadas por un salario mínimo.
Apuntó que está consciente de que en esta actividad no cuenta con prestaciones, pero dijo que por lo menos tiene la ventaja de disponer de su tiempo y atender otros compromisos sin la necesidad de solicitar un permiso.