Para enfrentar la crisis ocasionada por la pandemia se endeudó con familiares.
Miguel Ángel Sánchez, taxista con diez años de experiencia, asegura que cuando llegó la pandemia de covid-19 tuvo que dejar de trabajar durante seis meses, porque no obtenía ni siquiera el dinero para entregar la cuenta a su patrón.
A pesar de que salía a buscar clientela -refirió- había días en los que solo gastaba el combustible recorriendo las avenidas principales, pues todos los negocios estaban cerrados y hasta las unidades del transporte público circulaban vacías.
“Ahorita ya se ve una mejoría, ya vamos avanzando. Desde hace un año los ingresos (se) han incrementado un poco, pero no como antes de la pandemia”, dijo el entrevistado.
Aseguró que al inicio de la emergencia sanitaria con mucho esfuerzo lograba realizar entre uno y dos viajes en todo el día y ahora ha realizado hasta diez en un lapso de ocho horas, pero en ocasiones trabaja horas extras porque todos los días entrega 200 pesos de cuenta.
Para hacer frente a la crisis económica -indicó- tuvo que pedir dinero prestado a sus familiares para no endeudarse en una casa de empeño o con los prestamistas.
“Dejé de trabajar porque no había clientes y gracias a Dios mi familia me prestó dinero para los gastos de la casa y no pensé en buscar un empleo, porque sabía que era poco probable encontrarlo”.