La semana pasada se inauguró lo que posiblemente sea la obra de infraestructura nacional más criticada de todos los tiempos, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), Un aeropuerto que si bien arquitectónicamente no se puede comparar con el cancelado aeropuerto de la Ciudad de México, sí podemos encontrar un aeropuerto alejado de la corrupción y de los estratosféricos presupuestos de obra. Cabe aclarar que la intención de este artículo no se basará en una “crítica arquitectónica” sobre el proyecto del AIFA o para dar mi punto de vista sobre cuál es mejor y cuál es peor.

Creo firmemente que el tiempo es el verdadero crítico y verdugo de los proyectos gubernamentales. Mi escrito reflexiona sobre las decisiones y las promesas que siempre se hicieron en la campaña de nuestro actual presidente, Andrés Manuel López Obrador.

El presidente anunció en campaña la cancelación del nuevo aeropuerto proyectado en Texcoco, para poner en marcha la construcción de un aeropuerto civil en la base militar de Santa Lucía. Y es importante mencionar que de una forma u otra ha cumplido lo que en campaña prometió a más de 30 millones de personas que votaron por él.

Otro relevante dato es la incorporación de las fuerzas armadas para llevar a cabo la magna construcción que ahí se ha planteado; para muchos es una sorpresa, sin embargo, la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional) cuenta con escuelas especializadas en ingenierías de la construcción y la mejor parte que -personal y sinceramente creo- es que ha sido un proyecto muy alejado de excesos en la construcción como otros proyectos icónicos de sexenios pasados.

El día de la inauguración, el AIFA ha sido y seguirá siendo criticado con despectivos comentarios, porque si bien ha tenido infinidad de errores arquitectónicos, se le ha juzgado más por el ambiente que se vive ahí que por el bajo presupuesto o la calidad espacial del inmueble. Encontramos más comentarios sobre la señora que vendió tlayudas que por la deficiente ventilación del edificio. El problema no es el ambulantaje en un aeropuerto internacional, sino el clasismo que vive nuestro país, porque es tan repugnante saber que vivimos en un país tan racista y desigual, y si yo en algo estoy de acuerdo con este aeropuerto, es que fue pensado en un ambiente alejado del clasismo.