Operador del transporte público dice que “pesa menos un lápiz que el volante”.

Iván Álvarez asegura que casi toda su familia trabaja en el sector transporte, pero a sus hijos los impulsa a continuar con sus estudios universitarios, para que consigan un mejor empleo.

Dice que trabajar como operador del transporte público no es malo. Por el contrario, es una actividad honrada de la cual ha logrado mantener a su familia.

“Tengo tres hijos y lo que menos quiero es que sean choferes, no porque sea malo sino porque es muy pesado; hay que trabajar muchas horas y levantarse muy temprano. Yo siempre les digo que sigan estudiando, porque es menos pesado un cargar lápiz y un cuaderno que el volante, una pala o un pico”, refirió el entrevistado.

Agregó que a raíz de la crisis económica que dejó la pandemia de covid-19 tuvo que vender su automóvil para solventar los gastos de su casa y para que sus hijos continuaran con sus estudios, debido a que sus ingresos como operador disminuyeron de manera considerable.

Comentó que en los meses más fuertes de la contingencia sanitaria sus ingresos disminuyeron porque -ante la falta de pasajeros- al día solo realizaba tres recorridos y además laboraba cada tercer día. 

Iván -quien trabaja desde hace seis años en la Ruta 20- narró que al inicio de la pandemia las calles lucían vacías y la unidad que maneja no llevaba ni 20 pasajeros, lo que poco a poco ha comenzado a cambiar.