Apolinar dijo que seguirá al volante hasta que el cuerpo le aguante
“Amo mi trabajo porque me da estabilidad en lo económico y en lo personal. Siempre he dicho que después de Dios está mi familia y luego mi trabajo, que me da de comer”, refirió Apolinar Méndez Santana.
Su experiencia al volante -dijo- es de 27 años y seguirá manejando hasta que el cuerpo le aguante, porque gracias a Dios de su trabajo como operador del transporte público ha logrado mantener a su familia.
“Este oficio tiene que nacerte de corazón porque si amas lo que haces lo realizas bien. Yo lavo el carro todos los días, cuido a los pasajeros y mi forma de vestir porque es mi presentación y trato de estar entre los mejores operadores”.
Apolinar -quien tiene 65 años de edad- contó que ha vivido diferentes anécdotas durante su jornada laboral, y la que más recuerda es la de una jovencita que dentro de la unidad sufrió un ataque de epilepsia, por lo que condujo hasta encontrar una ambulancia y se le proporcionó la atención médica.
Ese caso lo lleva presente porque dijo que a la fecha los padres de la joven le siguen agradeciendo la buena acción que hizo para ayudar a su hija.
Pero comentó que también ha recibido quejas de los usuarios, como la que ocurrió hace siete años cuando un pasajero casi lo golpea porque uno de sus compañeros no le entregó el cambio de un billete de 200 pesos.
“Ese día descansé y el compañero que trabajó el carro no entregó el cambio, al otro día el señor me buscó y casi me pega. También hubo quejas cuando se dio el ajuste al pasaje, pero ahorita ya no han dicho nada”.