Sociedad

¿Eres mala influencia para tu mascota?


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¿Eres mala influencia para tu mascota?


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¿Qué clase de vínculos formamos con nuestras mascotas? Me refiero a los perros, por la manera en que los perros se desenvuelven socialmente y el tiempo que tienen conviviendo con nosotros a través de la historia, pero también aplica a gatos y otros tipos de animales de compañía.

¿Qué tan buena influencia somos para ellos? Pienso en los perros que viven en nuestras casas o apartamentos y el limitado contacto que les permitimos con la naturaleza. La mayoría de ellos perros falderos que no se bajan de las piernas y brazos de sus dueños, perros disfrazados con trajes ridículos, y en perros de razas grandes y medianas que tienen que conformarse con una caminata corta por las calles del barrio tres veces por semana. En pocas palabras, perros que no han desarrollado una sana comunicación y convivencia con los humanos con quienes comparten el espacio. Luego pienso en esos perros de los inuit, perros que básicamente son utilizados para tirar trineos y que les ayudan en la cacería de osos o caribús. Podríamos juzgar y decir que a los perros árticos les va mal en comparación a los que mimamos en nuestros hogares porque creemos que aquellos son solamente utilizados. La verdad es que cualquier animal que tenga contacto con nosotros fuera de su estado natural está siendo utilizado, ya sea para darnos soporte emocional, realizar alguna otra actividad o simplemente ser consumidos.

Observando estas dos situaciones me pregunto: Si yo fuera perro, pero realmente perro y no en esas criaturas confundidas que consentimos o limitamos, ¿qué me gustaría hacer?  la verdad preferiría correr grandes extensiones sobre el hielo haciendo gala de mi poderosa constitución física a ser un mimado remilgoso perro-niño que se la pasa echado en un sillón engordando.

Una relación utópica sería que ellos (los animales) en su estado natural por iniciativa propia buscaran nuestra compañía. Pero, aceptémoslo ¿qué animal en su sano juicio quisiera relacionarse con el ser más destructivo del planeta?

Por eso pienso que los perros se pasaron de inocentes o que son muy buenos y se compadecieron, y nosotros, como siempre que nos dan la mano, nos agarramos del pie.

Sin embargo, lo hecho hecho está y los perros se han transformado en animales domésticos y en nuestras manos está en hacerles de esta experiencia algo decepcionante o algo digno de disfrutar.

Los animales domésticos nos hacen experimentar la naturaleza de la cual ya nos hemos distanciado muchísimo, son una pequeña ventana al pasado silvestre que disfrutamos. Hablo de esas experiencias que valdría la pena conservar, como el gusto por pasar momentos al aire libre en paisajes naturales apreciando la fauna y la flora que aún nos queda.

¿Cuántos de nosotros podríamos tener una comunicación con nuestro perro en la que solamente usemos el lenguaje corporal y las miradas como canal de comunicación y llevar a cabo una acción indispensable para la supervivencia? Bueno, siendo realistas ¿Cuántos podemos salir a caminar con nuestros perros sin correa por el vecindario con la certeza de que el propio perro, otros perros y las personas no correrán peligro por este simple acto?

Lograr la comunicación con un animal es algo único, quienes lo experimentan lo saben, pero hacer equipo con ellos es algo fuera de serie. Esto se logra dándoles la oportunidad de actuar bajo lo que su naturaleza sociable y sana les dicta, en paralelo a una buena guía por parte nuestra. En el exterior disfrutando de extensiones dignas de correrse a toda velocidad, como mínimo donde haya la oportunidad de que el perro tenga rango de movilidad adecuada para lo que está diseñada su anatomía y que tome decisiones basadas en los vínculos que forma con sus humanos en esos espacios.

Me he dado cuenta tristemente que este tipo de intercambios afectivos ocurren más entre varones y sus perros que entre mujeres y sus perros. ¿Cuántas mujeres conocen que tengan perros de talla grande y que no sean criaturas fuera de control? lo digo porque estuve checando estadísticas y resulta que las mujeres prefieren razas de tallas pequeñas porque les parecen adorables ¿Y eso a que se traduce? a que los vemos como si fueran niños eternos. Los perros no toda su vida son cachorros, también maduran y tienen otros comportamientos. Bueno, así debería ser, pero eso es lo que no comprendemos.

Creo entender otro factor del porque ocurre eso y es que suprimir comportamientos no deseados en un perro pequeño es más fácil. Habría que intentar suprimir actos de perros grandes con un tirón de correa mal aplicado o levantándolo en brazos como suele ocurrir con perros falderos. En una relación con perros grandes es imprescindible tener un excelente vinculo aunado a una buena comunicación para que el perro no se convierta en una criatura insoportable.

Ojalá más mujeres se animen a tener otro tipo de comunicación con sus perros, sean de la talla o raza que sea. Verían desde otra perspectiva a sus mejores amigos y los disfrutarían como lo que en realidad son: parte de la fuerza imparable de la naturaleza.

Un vínculo conveniente para ambos necesita de parte del humano mucho compromiso, dedicación y amor, pero no amor cursi y ridículo. El perro siempre está en la mejor disposición de aprender y todo en ellos es autentico antes de que los estropeemos, porque como ya lo sabemos, el problema siempre somos nosotros.

Apenas leí de un proyecto español que se llama Escan. Se enfoca en que las mujeres víctimas de violencia encuentren un aliado en un perro de talla mediana y grande. No habla de entrenar a un perro para guardia y protección y dárselo a la mujer para defensa personal. No, las cosas no son así.

Este proyecto tiene un trasfondo profundo y sanador. Consta de lo que ya hablé antes, de crear afectos que hagan que las mujeres se sientan confiadas, seguras y que se den cuenta que son capaces de realizar tareas que antes no habían hecho, como entrenar a su mejor amigo. El plus del proyecto es que el perro les será fiel y las protegerá de manera instintiva; un guardián amoroso de tiempo completo.

Esto no significa edificar la confianza en llevar el perro a todos lados como muleta emocional, se trata de escucharse a sí mismas, de tener una fuerte autoestima a partir del vínculo. El proyecto les muestra a las mujeres cómo respetar la naturaleza perruna de su amigo y aprender de esa energía y como canalizarla en sí mismas para su defensa en cualquier situación en la que se necesite firmeza y determinación.

Simplemente creo que las mujeres que están en contacto con su lado natural y salvaje son más perceptivas, audaces, capaces de ser independientes y valerosas. Ojalá que los perros obtuvieran también cosas buenas de nosotros y no sólo a la inversa.

¿Te has preguntado qué tan sana es tu relación con tu perro y que tanto disfruta él de su naturaleza canina a tu lado?

Tiktok: expedicion_nocturlabio

 

 

 

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Arquitecta, escritora, diseñadora, amante de los animales, la naturaleza y la aventura.

Dayan Casaña

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